jueves, agosto 21, 2008

Beijing - Día Nº 13: GranDIOSos


Es difícil no explayarse con adjetivos calificativos de los buenos, está nueva y gran actuación de la dupla argentina en Náutica. Sí, como hace pocas horas atrás otra dupla nos dio la primera y hasta ahora única medalla de oro para la Argentina, Santiago Lange y Carlos Espínola completaron lo que fueron a hacer a los Juegos Olímpicos de Beijing. Sus segundos al hilo como binomio en la Clase Tornado y los cuartos consecutivos para el de Corrientes, que se pone en el pedestal del deporte argentino como el más ganador en citas olímpicas. Otra vez con medalla en el pecho.

Tras ganar dos de las tres regatas y siendo cuartos luego de las 10 carreras, la embarcación nacional entró en la jornada decisiva con serias aspiraciones de pelear por una medalla. Sin embargo, poco podía aventurarse para la definición teniendo en cuenta que el escenario iba a ser el siempre complicado campo de Qingdao (el meteorólogo del equipo tuvo que analizar los vientos y el estado del clima de la costa en el mes de Agosto de los últimos ¡20 años!) y que el sistema de "Medal Race" (implementado para estos JJ.OO.) proponía una regata diferente: más corta, con sólo diez embarcaciones y con un reparto doble de puntos. O sea, una verdadera definición a matar o morir. El que se equivocaba se iba a casa vacio. Así de brutal.

Para esto trabajaron tanto a lo largo de estos cuatros años. Para volver a estar en las puertas de una nueva conquista histórica. Los torneos internacionales en Francia, Grecia y los viajes a China para analizar la cancha con antelación; no tendría sentido moral para estos dos hombres sino conseguían para su país otro logro. En una regata en la que los nervios se mezclaron con el frío y los crudos vientos en la subsede de Beijing, la desición de ambos los condujo hacia el bronce final. La impronta de tener que resolver bajo presión (Canadá se postuló como el máximo rival después de la deserción de los alemanes) fue clave y la alegría se pozo sobre los hombros de estos ganadores.


Después de saber que el objetivo estaba consumado y que, si bien lo que fueron a buscar fue la de oro, volvían a repetir podio contra grandes competidores, se sentaron en el bote y Espínola, como un súper héroe de la vieja guardia, desenfundó el emblema que los lleva a seguir para adelante. La bandera celeste y blanca se flameaba por las aguas de china como una imagen de ocupación en el final de una batalla. Dura si las hubo por todos los condimentos que tuvo la pista y sus condiciones.

Los flashes que llegan al país son, otra vez elocuentes. Subidos al podio, con flores en sus manos que adornan la gloriosa en el pecho, esta dupla no deja de sorprender por lo que ha demostrado. Individualmente, sus vidas han sido diferentes. Camau, que desde el Litoral argentino ya daba sus primeros chapoteos a los 11 años en la laguna Tatota, se transformó en un tipo reconocido a nivel mundial en su actividad y en el medallista récord de Argentina con dos platas en Windsurf (Atlanta ´96, Sydney 2000) y las que llegaron con Santiago en Tornado en Atenas y ahora en China. Por su parte, Santi Lange también está en los niveles más altos del mundo del yachting. El oriundo de San Isidro se recibió de arquitecto naval en la Universidad de Southampton, en Inglaterra, y diseñó para su empresa Lange Internacional exitosas embarcaciones que se exportaron a más de 40 países.


La dupla es grandiosa. La unión perfecta entre cuerpo y mente. Camau-Lange son una demostración para nuestro país. Porque reflejan en resultados (¿Quién no los pide, no?) que si hay apoyo, las cosas que se plantean se puede llevar adelante. Y más cuando el material humano es relevante, como es el caso. El yachting argentino se ha convertido en Beijing en la segunda disciplina que más medallas le ha otorgado a la Argentina en la historia de los Juegos. Con este bronce, son ocho las preseas que se ponen detrás de las 24 del boxeo. ¿Hay algo más para aportar? No. Sólo decir que son GRANDIOSOS.

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