martes, abril 24, 2007

UNA MUERTE MÁS, ¿CUÁNTAS MÁS?...

Que se puede decir que no se haya dicho, no. ¿Qué la carrera se tuvo que haber suspendido, o no? ¿Qué el autodromo de Comodoro Rivadavia tendría que buscar una solución para el problema de la tierra acumulada fuera de la pista? Qué por esto, que por lo otro. ¿Por qué? ¿Por qué otra muerte sacude el ambiente del automovilismo nacional después de lo que se ha hablado en estos últimos tiempos sobre la seguridad y los súper autos que se vienen para el 2008? Muchas preguntas, demasiados interrogantes. Pero lo peor: una pérdida irreparable. Otra más, ¿Cuántas más?

Por aquel verano de 1997, cuando la desición estaba tomada por parte de las autoridades y también por parte de los pilotos de la categoría, las carreras en ruta pasaban a la historia luego del triunfo de Lalo Ramos en Santa Teresita. Esa historia grande que se formó desde las primeras décadas del siglo pasado, le daba paso a un calendario repleto de autódromos. ¿Por qué el adiós a los semipermanentes? Seguramente la confección de más circuitos prevaleció sobre el deseo de la mayoría de la gente de seguir acampando largos días en las rutas argentinas. Pero lo que inclinó la balanza fueron las muertes de dos ídolos enormes del TC. Los accidentes de Roberto Mouras en 1992 en Lobos y el del Pato Morresi en La Plata sólo dos años después, fueron un aviso que resonó en el deporte motor.

Luego de atravesar una multiplicidad de acontecimientos muy positivos que siguieron marcando al Turismo Carretera como la categoría madre en nuestro país; cada vez que un accidente fatal ocurría comenzaba a aparecer una polémica que ya está instalada en nuestro pensar, ¿son seguros los autos que alcanzan velocidades máximas de casi 285 km/h con un peso demasiado excedido? Eso se suma a varias cosas más que no se pueden dejar de analizar.

La causa de la muerte de Guillermo Castellanos según indicios médicos fue por una fractura de cráneo, ocasionada por la colisión lateral del Chevrolet al Dodge de Dandlen, golpe que le borró el eje trasero, literalmente. Según técnicos, el impacto repercutió con tal fuerza gravitatoria que fue letal para el nacido en 9 de Julio, ya que iba del lado del choque. Para dar una explicación más cruda pero que nos gráfica perfectamente la situación, podemos ejemplificar lo siguiente: si ponemos un durazno en un frasco y lo movemos consecuentemente hasta frenarlo de golpe, la fruta va a quedar rebotando entre las paredes de ese frasco. Así mismo sucedió con los órganos del piloto, que perdió la vida minutos después del accidente.

Entonces, ¿es hora de ponernos firmes con las medidas de seguridad a tomar dentro y fuera de los coches? La respuesta es muy sencilla. Si bien la coraza se muestra fuerte, la estructura de los autos es frágil, y si a esto le sumamos que es ya imprescindible quitar a los copilotos del habitáculo para darle lugar primordial al que maneja, tenemos una mezcla casi letal ante cualquier tipo de piña en donde los integrantes no tienen tiempo de responder con sus sentidos. Sobre todo si a un circuito como el de Comodoro, que no tiene ese asfalto fuera de la pista que permita a los autos friccionar como si lo posee el elogiado autódromo de San Luis, le agregamos la tierra, que hace imperceptible la visión de los pilotos ante el más mínimo despiste, el desencadenante fatal sufrido es muy esperable.

Pero lo más indignante para muchos fue la determinación que se tomó para dar la noticia. Los organizadores modularon la tragedia, con evasivas y silencios, pese a su gravedad era evidente. “El espectáculo debe continuar” se pronunció al finalizar la carrera ganada por Matías Rossi, al fin y al cabo su primera en el TC, pero que quedará en un segundo plano. Igual, esto no sólo se ha producido en la historia del automovilismo nacional. Recordemos como en 1994 y cuando el principal protagonista del accidente había sido Ayrton Senna, luego que su Williams siguiera derecho en la famosa curva Tamburelo de Imola (que hoy ya es sólo un mal recuerdo), la competencia de la F1 concluyó sin más reparos. Y así la lista sigue y se acrecienta en competencia tales como los Juegos Olímpicos, el Tour de Francia de ciclismo y los hechos de violencia futbolera.

Es difícil parar con todo el circo que esta dispuesto alrededor de un espectáculo deportivo. Lo fue, lo es y lo será. Y las consecuencia, casi seguro, seguirán en aumento. Paso el año pasado con Alberto Noya y Gabriel Miller en Rafaela. Sucedió este fin de semana con Guillermo Castellanos. Como en aquel entonces se pronunciaron las mismas palabras de esperanza, llegó la hora de volver a repetirlas, esperemos, por última vez. ¿Se podrá?

sábado, abril 21, 2007

MESSI COPYRIGHT


¿Quién podía llegar a pensar que 21 años después del momento épico que se vivió en el Mundial de México 86, una imagen similar haría brillar los ojos de millones de personas alrededor del mundo? Un Deja Vu más que increíble…

Este joven maravilla que sigue demostrándole al mundo (y a él mismo) que puede hacer lo que quiera con una pelota en los pies, pareció viajar hacia el pasado. Cambiar el Nou Camp por el Estadio Azteca. Sacarse la blaugrana Nº 19 y calzarse la histórica 10 azul, con esa que Maradona no dejó de pasar ingleses y convertir el gol más recordado. Pero faltaba lo mejor, todavía la Pulga no había entrado en acción.

El rosarino irrumpió en escena luego de recibir un pase de Xavi en su propio campo. Apretado sobre la banda derecha y con caño incluido, eludió en una baldosa a los marcadores Nacho y Paredes, metió su tremenda quinta marcha y ya nadie pudo pararlo. Ridiculizó a Belenguer y a Alexis, desairó al arquero Luis García con otra gambeta frenética y mandó el balón a la red con derecha (su pierna menos hábil), desde un ángulo sesgado y ante la oposición de un defensor. Maravilloso. Inolvidable. Superlativo. Todos eran aplausos, como si el público hubiese sido parte de un momento para recordar siempre.

Aunque el partido y el resultado frente al Getafe por las semifinales de la Copa del Rey sean una anécdota que le ponga el marco final a este recuerdo imborrable, Lionel Messi esta marcando su propio camino. Quien supo coronarse campeón sub 20 como su ídolo, al cual fue el que vio por primera vez en la cancha de Newell´s con sólo seis años, no deja de sorprendernos nunca.

Ya sea por sus palabras humildes o por la poca importancia que le dio a este gol casi de galería (fue uno más y muy lindo, fueron sus propias palabras), pudo dormir sin inconvenientes. ¿Raro, no? Cuando la mayoría hubiese elegido festejar con despojos, subiéndose a un propio pedestal, él sigue entrenándose como el primer día en Barcelona, esa ciudad que lo cobijo junto a su familia.

Leo vale su peso en oro. Muchos podrán decir que esos 160 millones de dólares que vale su cláusula de rescisión de contrato quedan cortos, pero lo más importante es que todavía le queda mucho camino para seguir registrando su paso en el mundo de la pelota.

lunes, abril 16, 2007

Las sorpresas nunca terminan en el fútbol

En un mundo donde los chicos quieren saltar etapas, ya sea por influencia familiar o porque les ofrecen lingotes de oro revestidos de ilusiones, hay todavía señales que nos marcan el camino. Hay situaciones que enaltecen a los jugadores, que los elevan a un nivel máximo, se podría decir superlativo. Sólo comparable con la actitud, el empeño y la profesionalidad de los grandes. Y lo que se convierte en lo más valorable de todo: Encontrarse en lo más alto del podio, con tan sólo 22 años y una reciente titularidad.

Entonces, el clásico de los clásicos es el momento top. El partido que esta mirando el mundo, que analiza los pasos de todos los futbolistas, entrenadores, personalidades. Es el juego que te puede transformar en el nombre más amado (y también más odiado), Juan Pablo Carrizo fue el bastión para que un derrumbado River luego de la eliminación de la Copa, se alzara bajo la capa y espada de este santafesino que ya es una amuleto para toda la banda millonaria. Tal como en esos años donde las imágenes eran en blanco y negro, un tal Amadeo no paraba de brillar por su presencia.

Que fue el Man of the Match, no hay dudas. Su solvencia en cada salida lo hacía ver como impasable. Ni que hablar del talento, el despliegue, la capacidad para resolver situaciones límites que atravesó durante el encuentro. Pero lo que realmente demostró su temperamento fue que no dudo luego de ese puñal tempranero de Ledesma, después de un exquisito y milimétrico pase de Riquelme.

Los grandes del deporte mundial siempre han dicho que para dejar de ser uno más en la disciplina que uno practique, y convertirse en esos que son recordados por siempre, hay que aparecer en esas batallas memorables. Y el 12 de River estuvo brillante, espectacular y genial. Le ganó el duelo al mejor delantero del país como lo es Palacio y al Titán de las áreas, Martín Palermo. Y quedó mas que expuesto que si no hubiese tenido esa lucidez (reacción clave en el tiro libre del final), la fiesta azul y oro hubiese sido más que feliz.

Este arquero que ya es de Selección, esta demostrando que el que apuesta por la perseverancia y la tenacidad, sumados a una técnica depurada y un don notable, son una mezcla que te da más alegrías que un puñado de dólares. Por eso es impredecible el fútbol. Porque uno que estaba para golear casi lo pierde en el tiro del final. Otra Boca - River quedó en la historia. El mundo lo disfrutó. Y un tal Carrizo volvió a dejar el sello.