miércoles, agosto 20, 2008

Beijing 08 - Día Nº 12: Mi Gran PARTO Griego


Si esta Selección, para concebir este triunfo, hubiese tenido que reconvertir sus creencias religiosas a la Iglesia Ortodoxa griega seguramente lo hubiese aceptado. Como en Atenas 2004, la Argentina tuvo que esforzarse para ganarle al conjunto helénico por 80 a 78 con un sufrimiento que duró 40 minutos neto y se intensificó en los últimos 10.

Punto por punto se presentó el inicio del partido con un equipo griego que se mostraba apenas un poco mejor, pero mejor al fin. Las ofensivas eran más elaboradas y, a partir de ese juego, encontraban tiros cómodos y dominio en la zona pintada a través de sus Konstantinos Tsartsaris (13 puntos en 17 minutos) y Antonios Fotsis (17 en 32). Fabricio Oberto fue el más perjudicado en este aspecto ya que se vio complicado al intentar contener a los gigantes rivales.

La Argentina estaba lejos de dominar al comienzo del partido. Fue a través de Emanuel Ginóbili y sus triples (9 en ese primer cuarto) que se mantenía a tiro del empate. Manu tuvo que salir por dos faltas al final de la primera etapa pero la presencia de Carlos Delfino y su efectividad desde el perímetro hizo olvidar por momentos al bahiense.

El flamante jugador del Khimki ruso fue el otro que jugó en un nivel superlativo. Embocó casi todo lo que tiró sobre todo en el último cuarto (15 puntos). Terminó con 23, 9 de 14 en tiros de cancha (64%) y 5 de 8 en triples (63%). Apareció con buenos tiros desde afuera siempre que los griegos atosigaron en el tanteador.

Los primeros dos periodos finalizaron con ventaja de un tanto para Grecia (23 a 22 y 40 a 39). En el segundo tiempo los dirigidos por Sergio Hernández comenzaron a jugar mejor. Pablo Prigioni manejó los ataques con criterio y precisión. Además hizo un gran aporte en defensa en momentos claves. Uno de sus cinco robos permitió que Ginóbili, en una gran penetración ingresando por derecha y definiendo con su zurda, extendiera la ventaja a cinco puntos y dejaba el tablero, a 46 segundos del final, en 80 a 75.

Un minuto pedido por Hernández y otro inmediato del técnico griego Panagiotis Giannakis le daban mayor tensión y ansiedad al final. La Argentina tenía que impedir un lanzamiento cómodo detrás de la línea de tres puntos para que, en el peor de los casos, se tenga que sufrir una última posesión de los griegos con un triple de distancia. Sin embargo, Luis Scola le dio un metro de distancia a Panagiotis Vasilopoulos y éste logró lo que todos los argentinos temían.

La diferencia se achicó a dos pero la posesión era de Manu a poco más de 30 segundos para el final. Después de hacer correr el reloj intentó un triple con la marca encima y la pelota rebotó en el aro. El final quedaba en manos de Grecia.


Quedaba un ataque rápido, un doble para el suplementario o un triple para llevarse la gloria. Vasileios Spanoulis tomó la segunda opción y provocó el paro cardíaco, de un segundo de duración, de los miles de espectadores argentinos, incluidos los cinco que estaban en cancha. Pero con un electroshock de alegría los corazones volvieron a latir. La pelota rebotó en el aro y el rebote quedó en manos de Scola.

El Dream Team argentino jugará la semifinal del torneo, el viernes a las 11.15 de la mañana argentina, contra el combinado norteamericano que venció fácilmente a Australia. Hay que ver como llega Andrés Nocioni que tuvo un problema en una de sus piernas y no pudo correr con normalidad en todo el partido. Sin embargo, el Chapu entregó todo y mejoró su rendimiento con la lesión.

El mejor equipo de la historia del básquetbol argentino se enfrentará con el segundo de la historia estadounidense. Hasta aquí las diferencias en el juego entre uno y el otro fueron evidentes. El nivel de Kobe, Lebron y compañía fue demoledor. Pero hay un antecedente. Ginóbili, Nocioni, Socola, Oberto y Leo Gutiérrez integraron el equipo que venció por primera vez a un combinado norteamericano con jugadores NBA. Dos años después se repitió en Atenas. Un detalle... ¿Cómo dice el dicho? ¿No hay dos sin tres?

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