Es un clásico. Es una carrera en la que todos quieren estar. Los pilotos, por supuesto. Pero el público, la gente, el hincha no quiere perderse de un fin de semana inolvidable en la 2º fecha de la categoría más convocante del automovilismo argentino. Fanáticos de todo el país, que recorren más de 1000 km para llegar hasta la famosa La Barrosa, no pueden creer cuando ven un circuito de tal magnitud. Porque si bien a lo largo de los años las competencias en el autódromo Juan Manuel Fangio disminuyeron (en la década del ´90, cuando la ruta dominaba al TC, se llegaba a competir hasta tres veces al año), la familia teceista no renuncia a visitar una belleza natural. Algo único. Como lo fue quien le pone nombre a este circuito. Como lo sigue confirmando el que se llevó la segunda competencia en este 2009.
Si agarramos a un hincha ferviente de Chevrolet y le decíamos, antes de que el TC desembarque en Balcarce, que el campeón reinante nunca había vencido sobre este asfalto, se nos reía en la cara. Pero era cierto. Aunque parecía algo utópico, Ortelli nunca había visto primero la bandera de cuadros n una final en esa pista. Pero como el quíntuple sigue sediento de éxitos y logros, continuar rompiendo récords que lo enaltecen como “el piloto” en los últimos 15 años es uno de sus objetivos. Y que los cumple, los cumple.
Saldo su cuenta pendiente. Él mismo se encargó de mencionar que en la tierra del Fangio, siempre se le hizo esquiva la victoria. Pero después de haber mostrado un auto competitivo en la carrera de Mar de Ajó que ganó Lionel Ugalde, tenía ganas de poder quebrar esa racha adversa. Gran observador y fanático del Chueco de Balcarce, en un circuito dominado históricamente por los Ford (en 45 competencias, 31 triunfos del Ovalo) el de Salto saltó esa barrera. Sin sobresaltos.
Se dio el gran gusto a pura destreza y sin mayores sobresaltos, tras ganar su serie y garantizarse largar del lado de la cuerda para la partida decisiva. Viajó de punta a punta al frente del pelotón de la final sin siquiera sentirse inquietado por Diego Aventin (Ford), su escolta. Completó el podio el mendocino Matías Jalaf, al volante del Falcon con el que hasta el año pasado corría Lalo Ramos. El dueño del número 1 en esta temporada (ya está primero en el torneo) controló el embate y manejó una mínima pero inalterable diferencia de alrededor de un segundo. O sea, manejo como sabe en los pagos de otro que era un maestro al volante.
En la tierra del Quíntuple de la F1, Guillermo ya empieza a soñar con el sexto título del TC. Nadie se lo puede sacar de la cabeza. Al fin y al cabo, sigue demostrándolo arriba del auto. Dentro de la pista. ¿Algo más? La primera victoria en su carrera en la tierra de Fangio se convirtió en su 25º en la historia de la categoría. Esto lo transforma en el piloto en actividad más ganador del TC. Hasta el sábado, compartía ese escalafón con el entrerriano Omar Martínez, que tiene 24 victorias en la categoría. ¿Más? Se posicionó en el noveno lugar en la tabla de los pilotos con más triunfos en los 72 años del Turismo Carretera. Esta a 3 finales de pasar a nombres como el de Pincho Castellano o Emilio Satriano. ¿Listo? Soñar sale gratis.
En poco menos de dos semanas, se viene la tercera en La Catedral. Dejamos a un grande como Fangio y pasamos al autódromo de los hermanos Gálvez. Tanta historia, ¿no? Como la que sigue marcando en cada curva el Quíntuple…
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