sábado, marzo 07, 2009

Días de Davis: ZONA ULTRA ORANGE

La Licuadora Deportiva, vivió todos los momentos que rodearon al Parque Roca durante los días de competencia. El público, la prensa y los jugadores, entre otros, fueron los protagonistas de este gran fin de semana.

Señora M (al micrófono de su celular): “Hola Carlo(s)! Ah, no sabés. Está el “Chucho”, lo aplauuuden. Y el tablero está tan chiquito que no sé como van, ni idea. A ver espera (…) Vamos Luca(s) (…) Y vos ¿dónde estabas que no me atendías?...


En diagonal, una tribuna toda naranja. El viernes habían bailado al ritmo de la Fanfarria Alto Perú, del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín. Desde pelucas extrañas hasta el líder en pantalones oxford y un gorro bastante llamativo. Los integrantes del Reino de los Países Bajos, conocida como Holanda, alentaron siempre. Usaron hits de los setentas y hasta pronunciaron palabras en un español muy claro.

Por el lado argentino estuvieron quienes trasladaron la pasión de un estadio de fútbol al Roca. Exaltados sin remeras ni estribos. Por último los de siempre, los que nacieron un poco más cerca del deporte: para ellos, pantalones de gabardina; para ellas: sombreros de paja y abanicos que sirvieron para atenuar, un poco, el calor insoportable. ¿Y los periodistas que no estaban almorzando o quejándose aún por no haber sido acreditados para la final de 2008 ante España? Ah, si. En medio del público. ¡La comodidad que caracteriza a esa situación! Extraño suceso estar entre dos miembros que van a ver el deporte y no a trabajar.

Durante cada uno de los partidos el árbitro se encargaba de llamar la atención a los ruidos que provocaba el público local, que a la vez reclamaba alguna falla en el tablero electrónico, como si pidiese justicia. Los fotógrafos, también mezclados, realizaban sus movimientos extraños, mientras que los organizadores no paraban de correr y dar indicaciones. ¡Y eso que el estadio no llegó ni a un 50% de su capacidad!

Filas, largas filas para comer y tomar. Marcas líderes y más caras decoraron los alrededores del estadio. Gritos histéricos ante cada uno de los jugadores, caídas al barro, modelos, y declaraciones insólitas acompañaron este gran show, que hace unos meses se había iniciado.

Sala de prensa, salón de conferencias. Murmullo, infiltrados, cámaras que disputaban por su mejor lugar. Todos esperaban al grupo argentino. Salvo una mujer, sin acreditación, que preguntaba cosas insólitas para el ambiente. Habló del clima, del catering y se molestó por la espera de los jugadores argentino que, cuando terminó, tampoco escucho ya que comenzó a hacer ruidos molestos con una bolsita de nylon.

Modesto Vázquez presenta a su familia a cada uno de los jugadores, presentan al equipo, todos dispuestos a preguntar. Afuera, ya casi no quedaban espectadores. Un nuevo capítulo de la Copa Davis se estaba por cerrar...

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