La contundencia es una virtud. Y Argentina, lo demostró. En un partido, sin dudas el más flojo del equipo en el Mundial, el seleccionado aprovechó su poder de fuego para sacarse de encima a México. Mientras esperamos el entrenamiento de mañana, donde Maradona pondrá a los posibles titulares para el match frente a los alemanes, el sábado en Ciudad del Cabo, podemos analizar lo que dejó el triunfo por octavos de final. Un equipo balanceado, por su cara positiva y negativa.
Lo bueno estuvo en el trabajo defensivo y los delanteros. De atrás para delante, la última línea estuvo coordinada en las acciones colectivas. El sector izquierdo, sobresalió por su marca férrea y actividad constante en la marca. Gabriel Heinze, de gran torneo, estuvo sólido para cubrir el costado y se mostró con el temple necesario para jugar un partido de eliminación, como el del domingo pasado. Además, sacó dos pelotas complicada para el arco de Sergio Romero. Junto con él, Burdisso tuvo otra actuación (gran anticipo en el 1º gol) que pone en problemas a Maradona: si se recupera al 100%, ¿jugará el defensor de la Roma o Walter Samuel, quien comenzó como titular? Del lado derecho, otro que tuvo un rendimiento sobresaliente en la marca fue Nico Otamendi. Seguro también en la salida por su lateral, selló el juego por su costado. Tres rendimientos regulares y precisos, sin sobresaltos. La performance más endeble, una vez más, estuvo en la de Martín Demichelis. Inseguro, parece que está un tiempo atrás que lo que pide la resolución de la jugada. Si dejamos de lado el error efecto vuvuzela vs. Corea, en el gol mexicano, Chicharito Hernández lo limpió en un solo movimiento. Algo de cuidar para él y el DT, que lo mantendrá entre los 11 contra Alemania. ¿Será clave su conocimiento de los delanteros germanos?
Si de algo podemos dormir tranquilos es del poderío en ataque que tiene este equipo. Algo cuestionado en el proceso de las Eliminatorias. En Sudáfrica, cuando sólo quedan ocho equipos en el torneo, el seleccionado nacional es el conjunto más goleador con 10 tantos. Tiene a uno de los goleadores del mundial (Higuaín con 4 conquistas) y, contra México, vivió el debut en la red del otro atacante definido. Carlitos se vistió de genio y figura para aprovechar su picardía en el primer gol. El segundo, una obra maestra de la patada. Bombazo espectacular que se metió arriba, lejos del arquero Pérez. Y encima, todavía falta Messi besar la red con su zurda mágica. En ese sentido, Argentina tiene crédito por dar.
Sin querer meternos en el análisis de los cuartos de final que se vienen, con la formación de volante que incluyó a Maxi Rodriguez-Mascherano-Di María, Leo Messi no tuvo descarga para crear desde sus pies, la tenencia de la pelota. Se diluyó en la zona que más puede afectar al rival (3/4 hacia delante), ya que se vio obligado a tener que ir a comenzar la jugada en la mitad del campo. La ausencia de un compañero para la creación, se notó. El 10 lo padeció y por ende, todo el equipo. Con Maxi mirando de reojo que Masche no quedará sólo contra la llegada de los volantes mexicanos (sobre todo, Juárez y Guardado), Di María se perdió en el sector izquierdo. Está claro que el nuevo jugador del Real Madrid, no ha encontrado su lugar en este nuevo sistema que eligió el DT. Se siente más cómodo en una línea de cuatro medios, con más recorrido en ofensiva. ¿Será por eso que muchos imponen como cantado el cambio que lo dejaría fuera del equipo contra los europeos?
En las estadísticas, México le ganó en tiro al arco (16 vs. 11) pero no pudo lo que sí había logrado en sus anteriores partidos: la posesión de la pelota estuvo repartida (52% para los argentinos, contra el 48% de los aztecas) ¿La diferencia? Con goles se ganan los partidos, y en eso, Argentina tiene una enorme caudal. Habrá que mejorar detalles para el próximo rival, de otra calidad técnica y que está viviendo un momento dulce. Como hace cuatro años, Alemania nos espera… Vamos por la revancha.
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