Es difícil, por no decir casi imposible, describir a este hombre. Padre de familia, que ha conocido y brillado en distintos lugares de la Argentina. Y lo más interesante, es que ha hecho grande a todos esos lugares que visitó. Los convirtió en ganadores totales. Donde viaja, vence. ¿Será por eso que después de haberlo padecido en las finales pasadas, Peñarol lo contrató? La regla del amuleto se cumplió: Leonardo Gutiérrez se vistió con la camiseta de los marplatenses y los llevó, más allá de los cuatro títulos en toda la campaña, al más relevante. Ser campeones de la LNB después de 16 años de tensa espera.
Pero hay más. Porque con esta celebración (¿quedará algo de champagne?), igualó en las estadísticas a los dos máximos símbolos de nuestro torneo, Marcelo Milanesio y Héctor Campana, en dos números sin igual: Ligas (siete) y títulos totales con clubes (14).
Leo, como lo conocen todos, ha jugado nueve finales y sólo ha perdido en dos. Sin dudas, este gigante logro tiene un mayor mérito que el de esos hombres que ven sus camisetas Nº 5 y 9, retiradas en el cielo cordobés. Este jugador nacido en Venado Tuerto, levantó el trofeo León Najnudel con cinco equipos distintos. Y para sumar, en cuatro fue MVP (Jugador Más Valioso).
Es líder. Tal vez, cuando uno lo ve desde afuera, es un tipo simple y sencillo. Seguramente, algo que rescatan como primer calificativo los compañeros que ha tenido a lo largo de su exitosa carrera. Pero tiene un detalle que pocos han conseguido: es GANADOR. Gutiérrez disputó cinco de las últimas ocho temporadas que jugó en el país, con cuatro camisetas distintas, y logró cuatro Ligas (en tres fue el MVP) en seis años. Datos que lo enaltecen.
Este amuleto que tiene el básquet argentino, y que pronto se sumará a una nueva aventura mundialista con la Selección, camino a Turquía, charló en exclusiva con La Licuadora Deportiva. Como para sumarle un agregado, en estos tiempos donde un amuleto no vendría mal en Sudáfrica, no te pierdas a LEO GUTIÉRREZ. Con frío y desde Mar del Plata, en el Reproductor.
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