viernes, junio 11, 2010

Sudáfrica 2010 - Antesala: SENSACIONES Y SENTIMIENTOS…

Es la Selección de todos. Hasta hace poco era la Selección de nadie. La abandonada, la que por una cabeza está en el Mundial, la que tiene a los mejores, a los que consiguieron la gloria en Europa, en Argentina y en Dubai.

Es este equipo el de los mejores. El mejor de la historia, el mejor de la actualidad, con grandes pronósticos, sólo por sus nombres. De golpe es seria, pero se distiende, sonríe, disfruta en medio de la ansiedad.

Como siempre, en nuestra Nación, el resto de los problemas se apacigua, por lo menos para los que lo logran. No más política, no más protestas, no más robos, no más nada. Todo se paraliza y se rinde ante una pantalla, la misma que, hasta hace meses había sido abucheada porque la altura de Bolivia había sido demasiada.

En medio de la expectativa están ellos. Los que juegan, los que entrenan, los que dejan todo por estar allí. En fin, los verdaderos protagonistas. Algunos se conocen desde hace mucho tiempo, otros apenas se cruzaron en alguna oportunidad previa a esta gran cita. Y de allí todo desde cero: los viajes, entrenamientos, convivencias, días libres, frío, calor, anhelos, y todo lo que rodea al mes más intenso en sus vidas deportivas.

El escenario es controvertido. Por un lado la espectacularidad que otorga un evento tal como un Mundial de Fútbol, el país, la organización, el inicio del fin de la discriminación y la convivencia entre diferentes razas que logró Nelson Mandela. Por el otro, la inseguridad mundial, ni más ni menos. Esta también está instalada en Sudáfrica, pero a la vez fue la sombra que siguió a dirigentes, jugadores y cuerpo técnico argentinos desde Ezeiza y que planea una larga estadía, en algún lugar del país.


De nuevo los jugadores, los entrenamientos para el público y para la prensa. Aparece Diego Maradona, en una actitud que sorprende, que genera una buena sensación, que trata a los jugadores como lo hicieron con él. Reina el respeto y la exigencia, la búsqueda de la perfección y la contención hacia quienes lo necesitan.

Pero a los grandes protagonistas también les quedará un recuerdo, aún no se sabe cual. Argentina quiere su tercera estrella, su tercera gloria. Entrena, se prepara, busca soluciones a las dificultades, estudia a los rivales.

Es criticada. Es amada. Aunque ya no importa, el tiempo se termina, el corazón va a empezar a latir más fuerte, la música sonará en algunos auriculares, alguna imagen religiosa será trasladada al vestuario, la ropa estará preparada. Se escucharán las últimas palabras. Algunos debutan, otros quieren consagrarse, también será el final de una carrera de Selección para otro grupo.

Es tiempo de jugar. Es tiempo de jugarse. La manga se infla, la ronda se arma. En un estadio lleno de diferentes culturas, idiomas e himnos, la bandera Argentina va a flamear. El capitán será el primero en empezar el juego. El silbato suena. Ya no hay más tiempo, la gloria está a la vista de todos, sólo queda conquistarla.

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