miércoles, mayo 06, 2009

TC en Termas Río Hondo: EL TORERO


Un torero es la persona que tiene el mayor protagonismo en los espectáculos de corridas de toros (¿Alguna duda con lo que pasó el fin de semana en Termas?). Su tarea es conducir repetidamente las embestidas del toro de forma que resulte estéticamente vistosa (¡Y como lo hizo en la serie y en la final!), colocarle las banderillas (a cuadros, por supuesto) y finalmente causarle muerte (en sentido gráfico a los rivales, obvio) mediante la utilización de una espada (el Torino plateado) llamada estoque de muerte (¿afano?). Antiguamente, al torero se le llamaba toreador y se refería a todo aquel que, a pie o con caballo (ahora se le dicen HP, caballos de fuerza), entraba a la plaza a lidiar con toros.

Pero a partir del domingo que pasó, hay una nueva clase de torero. Uno que es argentino, nacionalidad extraña para este tipo de personajes, y que demostró en Santiago del Estero que quiere seguir triunfando en la plaza del TC. En su 20 carrera se subió al primer lugar del podio para confirmar que la tercera fue la vencida: después del blooper en el Gálvez (en la final agarró por la chicana y se despistó) y la mala pata con la pinchadura del neumático en Río IV, el Homestead de Miami pero en la Argentina (por las palmeras en las afueras del circuito) lo vio ultra ganador. Matador. Sin dudas, un torero de plata.

Antes del arranque de la temporada, el presidente de la ACTC, Oscar Aventin, había mencionado que los pilotos de Torino no podían renegar más. El aumento de la compresión (1 punto más que los Ford y 8/10 sobre los Chevrolet y Dodge) y las modificaciones en el tren y la suspensión delanteras, ponían a la marca que consiguió el último título de la mano del loco Rubén Luis Di Palma en 1971, con las mismas posibilidades que las otras tres. Todo esto sumado a lo que se demostró de la mano de Pechito López y el resto (un piloto inteligente, un equipo eficiente como lo es el HAZ y con un presupuesto acorde a lo que merece el auto y por último, un buen motorista como lo ha demostrado ser Pincho Castellano) da la sumatoria perfecta para soñar con que el que se subió a un F1 y no se quedó arriba por esas cosas del destino, va a pelear el campeonato de Turismo Carretera de este año.

Así, con un domingo que empezó entre la densa niebla, rompió los relojes y le sacó más de nueve segundos al Dodge de Pinchito Castellano. En la definición, tomó la punta en la salida del auto de seguridad y se conformó con mirar a todos por el retrovisor. Sus seguidos, Pacho y Jalaf (de enorme fin de semana en Santiago) nada pudieron hacer. Es que la historia iba a marcar que un cordobés iba a volver a ganar una carrera de la máxima categoría del país después de cinco años. El antecedente fue el triunfo que consiguió Marcelo Bugliotti, el 2 de mayo de 2004, en Buenos Aires, con un Chevrolet. Entre una victoria y otra pasaron exactamente 80 carreras. ¿Y la última de la marca? Ahí pasó menos tiempo. Pero fue bastante también: en Marzo del 2007, el Pato Di Palma.


Cuando el reloj rozaba las 14 hs. del domingo y previo a la subida del Toro plateado al podio como el gran ganador, parece que José María se animó a tomar la bandera roja de la marca (cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia) para hacer un pase sobre el capot de su bólido. Como un torero en su tierra. Como el nuevo torero del TC…


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