martes, mayo 26, 2009

LNB - Griego Feliz: EL MAS GRANDE, LEJOS

En casa ajena. Sólo con un puñado de hinchas en un Polideportivo atestado por más de 8.000 almas marplatenses. Y con una victoria insoslayable. Sin dudas. De principio a fin. Porque ganó la liga desde que empezó hasta el sexto partido de la serie final. Palo a palo. Con una enorme determinación desde el juego inicial. Si, ese que perdió por paliza con el campeón que dejó su trono: Libertad. La temporada 08/09 se terminó como la mayoría del ambiente del básquet nacional pensaba. Con el equipo más grande de la historia. Con el que volvió al lugar perdido. Atenas Campeón.


En la previa del partido final, todos tenían dos cuestiones claras. La primera, que el equipo de Sergio Hernández iba a buscar estirar la definición al Orfeo de Córdoba para disputar el cuarto partido Nº 7 en los 25 años de competición. ¿El segundo? También relacionado con la estadística: porque de las nueve finales de la LNB que llegaron a un sexto partido, nunca se dio vuelta un 2-3. Encima, la serie decisiva se definió 4-2 en seis oportunidades (hasta el domingo), tres de las cuales vieron festejar al visitante (GEPU en 1991 y 1993, y Boca en 2004) Realidad en números que definieron la final 2009.

Pasadas las 22 hs, la bola saltó al aire. Y los que empezaron volando fueron los visitantes. Con la firmeza que demostró en gran parte del año, el equipo de Magnano se puso 12-0 arriba. Una ráfaga de color blanco. Una imagen que marcó lo que sería el resto del juego. El Griego manejando el juego, con grandes aciertos en ataque y una buena marca contra las figuras de Peñarol y los nervios de un equipo que se veía superado y como se apagaba el sueño de sacarse esos 15 años sin un título local.

Ya en la madrugada del 25 de Mayo, el tablero era crudo para el Milrayita: 83-91. En Atenas, todo era festejo. Abrazos por doquier, el puño apretado que revoleaba por los aires el conductor de este plantel. Sí, ese tipo de bigote que regresó al club de sus amores para cortar una maldita racha que se había impuesto por segunda vez en la historia rica de los cordobeses. Entre la 92/93 y la 96/97, y luego desde la 03/04 hasta la actual. Las dos veces que cortó el período negativo, en su plantel estuvieron Diego Osella, Bruno Lábaque, Rubén Magnano (DT) y Alejandro Lotterio (AT). ¿Coincidencia? Nada de nada. Cada uno de ellos tiene el sello indeleble de ser parte de un proceso triunfal.

La gran final que tuvimos la posibilidad de ver, está que quedará marcada como la mejor de todos los tiempos por la emoción que trasladaron los protagonistas, las más de 50.000 personas que llenaron el Orfeo (gran acierto de la dirigencia que comanda Felipe Lábaque) y el Poli de Mar del Plata y el encuentro de los mejores equipos de la competición, le dieron un marco único, color de rosa a la temporada que bajó el telón. Y que nos dejó de nuevo al más ganador con una nueva consagración.


Atenas, sin dudas, la institución que saltó de ser un club de barrio a una institución que es reconocida en todo el mundo por sus logros y la participación de jugadores como Milanesio, Campana, Osella, Oberto y ahora Leo Gutiérrez, apostó el todo por el todo. Trajo al DT histórico y exitoso y lo rodeo de grandes valuartes: Locatelli confirmó que es el mejor alero de la liga, Juampi Figueroa mostró nivel para que lo llamen de la selección, Ferrini aportó su enorme garra, Lábaque sacó su chapa, Osella demostró que es inoxidable y la dupla de extranjeros (Kanté fue importante en toda la campaña y Laws cerró como el MVP de las Finales, lo dice todo), le permitieron descansar la presión en el parquet a Gutiérrez, que nunca dejó de ser el líder basquetbolístico y espiritual de este equipo. Con todas las letras, un equipo.

Simplemente el mejor. Tal vez, no mostró los lujos de aquel equipo que maravilló a todos los porteños en el Luna cuando bailó a Boca en la final del 98. Tuvo algunos lapsos en el juego que pareció que cederían en la consagración. Pero la misma llegó. Pero un equipo que tuvo un récord de 43-15 (74%) e igualó la mejor marca de victorias consecutivas de nuestra liga con 17 (empató con el Peñarol de la 93/94), merece ser campeón. Nadie puede discutirlo. Y en el partido del domingo lo demostró. El más grande, lejos…

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