viernes, mayo 15, 2009

LNB Finales: ¿HABRA CORAZON QUE AGUANTE?

Que serie estamos viendo. No quedan dudas, cuando todavía quedan dos partidos seguros (tal vez uno más), que es la mejor final de todos los tiempos. Ustedes se preguntarán, ¿por qué no escribir o hacer un resumen de cada encuentro? Me tocó una fácil. Ya voy a contarles lo que sucedió en estos primeros cuatro juegos, que seguramente cuando la LNB Final llegue a su fin será materia de debate. Porque sinceramente, lo que vimos hasta ahora en cada batalla fue eso. Terrible lo que se ha vivido en el Orfeo Superdomo y en el Polideportivo. Una fiesta del básquetbol argentino. Una definición digna del recuerdo. Tuc tuc, tuc tuc… ¿Aguantaran los corazones?

Corazón Delator. En la previa comentábamos que dos estilos iban a verse las caras. La defensa asfixiante del Atenas de Magnano vs. la ofensiva múltiple del Peñarol de Hernández. Pero en estos 160 minutos de básquet puro, vimos de todo. Cada partido tuvo su figura excluyente y diferentes. Cada match tenía a un equipo como dominador en la primera mitad y cuando sonó la chicharra del final del juego, el tablero decía que había caído. ¿Las localías? Poco importan en este punto de los playoffs y con equipos tan similares. Como los propios protagonistas se han encargado de decir: “acá jugar de local o de visitante es lo mismo, la serie es muy justa y los partidos se cierran en el final”. Una frase que describe esta finalísima. Que define lo que significará vencer al otro y levantar la copa.

Córdoba mía. En esos 20 minutos de la segunda mitad, el Griego impuso su ley, le permitió apenas 20 puntos a Peñarol y por eso terminó festejando el primer punto con el 69-61. Un enorme Leo Gutiérrez (26 puntos, 8 en el último cuarto para cerrar el 1-0 y ser el MVP) fue el artífice de la victoria para los de blanco. La segunda visita al parquet del fantástico Orfeo, que se sacó la bronca de no poder recibir otra finalísima como fue en Noviembre pasado con la Copa Davis, parecía que iba a dejar un 2-0 para los de Magnano. Después del PT, con un Osella imparable para la defensa marplatense (diez puntos y cinco rebotes) y la marca de los locales, la historia se dio vuelta. Se vino la revolución del Milrayita con sus dos figuras. Justamente, el jugador más valioso de la temporada (Jackson) y el mejor nacional (Román G) fueron las vías de gol en un ataque que se llevó el último chico por paliza (31-13 y 47-28 en todo el ST) ¿La clave? Los tiros libres. Y en el 2º juego hubo dos caras. La de la derrota, con Gutiérrez fallando 6 de 7 intentos en la segunda mitad. Y estuvo la otra, la ganadora: perfecta planilla para Jackson y González. El americano (27 en total) terminó con 13-13 y el gigante (23 y figura) con 11-11. Tremendo. Y ganador. Ahora, valijas y hacia la Feliz…


Mar del Plata de mi vida. Después del golpe anímico del 1-1, Atenas sabía que tenía que robarse algo en la ciudad balnearia. Un Polideportivo que iba a explotar como el Orfeo aunque con menor capacidad de público (9.600 contra poco más de 8.000) pero con la mayoría de fanáticos locales. Y el tercero fue como los demás. ¿El 10 de los cordobeses fue de nuevo la llave para festejar? No. Un tipo de cara conocida para todo Peñarol. Hincha a muerte de los marplatenses. El verdugo fue un ídolo local: Juan Manuel Locatelli, quien transitó durante nueve temporadas en el club le hizo 23 puntos con la mano caliente. Con diferencia de siete al final del 2º cuarto (40-33) y de 10 puntos como máximo en el inicio del 3º, Peña se desinfló en la defensa. Y en ataque sus estrellas no pesaron (26 puntos entre Jackson y Román), aunque los locales tuvieron el cierre en sus manos. El 32 no se pudo hacer de la bola y Muruaga (marcado por Locatelli que se llevó tremendo golpazo de la pelota en la cara) apuró un tiro que no tocó aro pero si el corazon herido del equipo de Oveja. Ojo colorado para el man of the match. Corazón caliente para Magnano y compañía. ¿Qué sucedió en el partido más cercano en el tiempo y el cuarto de la final? Muchas cosas que pasaron en los anteriores. Atenas estaba mejor al terminar el PT: 40-37 y con mejor ánimo. Pero el DT de Peñarol les movió el alma (¿puteaste mucho Oveja?) y de la mano de Román salieron a comerse crudo a Atenas. El 18-8 en el 3º fue clave. Como el aporte desde el banco de Sebastián Vega (gran proyecto de 20 años y 2.01 mts.) con 11 puntos en momentos decisivos. Serie empatada y volvemos a Córdoba sabiendo que a Mardel también lo haremos…

Una final lógica. Desde un punto claro. Porque los cambios en el marcador, las rachas, los ajustes en el 5 vs.5. Pero hay algo que parece haber cambiado. La presión. ¿Pero las finales de antaño no eran jugadas al máximo por sus participantes? Nadie dice que no. Pero lo psicológico y estratégico es fundamental. Y ahí aparece la mano de los técnicos. Tener en un banco a Rubén Magnano y en el otro al actual DT de la Selección, Sergio Hernández, dice cosas. Dice que la Liga tiene un alto nivel. ¿El juego era más lindo el de antes con los shows que daban Milanesio-Campana? Era hermoso verlos. Pero lo que estamos viendo ahora es atrapante y marca un salto en nuestra competición.


La ecuación es sencilla. Se jugaron cuatro y quedan tres (dos seguros) El que gane dos de esos “probables” tres, será campeón. ¿Habrá corazón que aguante?


EL ANÁLISIS DE LA FINAL POR MARCELO MILANESIO

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Fotos: pickandroll.com.ar (Majo Gil)

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