martes, mayo 12, 2009

Después de la clase en el Luna: CATEGORÍA UNICA


Si la fiesta del 4 de Diciembre del año pasado quedó en la memoria de todos los que hicieron explotar el Luna Park porque la velada (y también el show previo) entre Acuña vs. Oliveras fue un éxito marketinero y boxístico, la del pasado 30 de Abril fue una obra maestra del deporte. Una clase gratuita para todos aquellos que se quedaron en casa en las vísperas del día del trabajador fue la que dio la Tigresa. Inobjetable triunfo para demostrar que es única. Que tiene una categoría única. ¿Y ahora Marcela, que te queda?

Un título más. Una noche mágica más. En la previa, la llegada de la mexicana Jackie Nava a la Argentina hacía presumir uno de los combates más peligrosos para la dulce carrera de la formoseña. Hagamos un poco de memoria. La tijuanense tiene su propia colección de peleas contra argentinas: El 20 de mayo del 2006 fue noqueada en ocho rounds por Alejandra Oliveras en su ciudad natal, por el cetro supergallo del Consejo (combate que lanzó a la fama a Locomotora) En marzo del año siguiente, la mexicana vino a Rosario para buscar revancha y, bajo la ley del visitante, se tuvo que conformar con un empate. Luego, fue privilegiada por el CMB, ya que le fabricaron un interinato sin muchas explicaciones que expuso tres veces. ¿Contra Argentinas? Dos de ellas, el año último: el 15 de septiembre GKOT8 a la cordobesa Betina Garino y el 2 de noviembre superó por decisión a la rosarina María del Carmen Potenza. Todo un CV celeste y blanco.

Pero a la de la tierra del tequila se le acabó el limón. Es más, Acuña le hizo probar un poco de la medicina que la llevó a la gloria deportiva. A que su nombre allá quebrado las barreras del prejuicio dentro del ambiente de la disciplina. La que se conoce ya como una marca registrada. Y así, con una conferencia de prensa en la que comenzó a dar espectáculo unos días antes del combate, Marcela se subió al ring con la seguridad que la caracteriza. Porque yacía sobre su cintura, pequeña por cierto, los cetros de la WIBA y la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) pero que iba en búsqueda del cinturón del Consejo. Segundos afuera…. Que el ring hable…

Un grupo de estrategas. Esa frase es la que representa de mejor manera el equipo que conforman la campeona del mundo y su marido Ramón Chaparro. Se sabía que Nava iba a venir a hacer lo suyo (su combinación preferida es el recto de derecha y cross zurdo), pero el trabajo de la Nº 1 de la categoría supergallo fue genial. Boxear y responder cada arremetida de la mexicana con precisión y sentido de la orientación marcó la pelea. Cada vez que Nava quería tomar el protagonismo del match, ahí aparecía el cross de izquierda para ponerle freno. Era una cosa así: el nene, contento porque veía que su hermano le iba a dar un chupetín, se acercaba y cuando el pequeño metía el manotazo para quedarse con el dulce, un amago del mayor lo dejaba sin nada. O sea, frustración al 100%.

La victoria para Acuña fue contundente. Clara y sin titubeos. Un triunfo que la deja sin rivales. Porque encima de todo, la azteca era la mejor rival técnicamente que podía enfrentarse a la Tigresa. Y la campeona dejó eso sepultado con las tarjetas que la dieron ganadora en fallo unánime por los tres jueves: 99-90, 98-91 y 98-92. La definición que dejó esta brillante actuación poco difundida como merecía la ocasión fue que estuvimos en presencia del match más relevante de la historia del pugilismo femenino entre latinoamericanas. Sin dudas. Y lo ganó la argentina.

Enorme tarea la de la mujer más importante del deporte argentino en la actualidad (como titulo el querido Osvaldo “palo x palo” Principi) ¿Y ahora que le resta? Muchos dicen que un cambio de categoría sería ideal. La Tigresa lo dijo: “no tengo más rivales en supergallo, les gané a todas”. Es así Marcela, sos única en esta categoría. Y en la categoría de gran deportista por resultados y trabajo fuera de escena, también…


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