El último fin de semana se sucedió un nuevo clásico en el fútbol argentino, el más importante para la mayoría, entre River y Boca. El local perdió por la mínima diferencia producto de un gol de Lucas Viatri y está último, siendo su peor campaña en torneos cortos. Estos partidos siempre dan que hablar, antes y después, pero ésta vez sólo por lo pobre, mezquino y mediocre partido que lejos estuvo de ser Súper.
Habitualmente este partido se juega alrededor de la fecha 14 ya que los equipos suelen estar peleando el campeonato y así habría mucho más en juego. Este año tocó en la jornada 10, como si, desde la AFA, supieran que ninguno de los dos estaría peleando el torneo.
El local, empobrecido institucionalmente por la criticada dirigencia de José María Aguilar, llegaba con la obligación de ganar para salvar el año y para no quedar último en el certamen. Boca, rodeado por los entredichos de sus jugadores, obligado a ganar para soñar con el título y dejar en claro que dentro de la cancha son un equipo.
Bajo este panorama, muy superficial por cierto, la lógica indicaba que tanto el Cholo Simeone como Carlos Ischia pondrían toda la carne en el asador con tal de quedarse con la gloria; pero no pasó y ganó el que menos se tiró atrás. Lamentable.
El 4-3-2-1, con doble enganche, que dispuso el técnico xeneize no le permitió generar una sóla situación de riesgo en la primera parte. Usted creería que River lo pasó por arriba. Nooo!!... nada de eso. Simeone, en el Monumental, empezó con un 4-3-1-2 y las dos más claras de la primera mitad fueron generadas por el arquerito visitante, Javier García, a quien se le escaparon dos balones y, mientras uno dio en el palo, el otro estuvo cerca de ser interceptado por un hombre de camiseta blanca y roja.
Todo llegó en el complemento: más pobreza y más mediocridad. El Millo entró sin el punta paraguayo Salcedo. En su lugar ingresó Mauro Díaz (enganche), y así copió el esquema de su archirival.
Como nadie atacaba, el Negro Ibarra insultó al juez de línea cuando se jugaban 6 minutos y se fue a las duchas, dando opción a River a que ponga un hombre más en ataque y meterlo a Boca dentro de su área. Pero adivinen qué pasó. Nada, no pasó nada hasta que a los 15´ Viatri la mandó a guardar de cabeza luego de una pelota parada. Ahora sí obligaba al Cholo a echarle leña al fuego, sin embargo puso otro medio-punta por un volante. Seguía dejando cuatro defensores y un cinco para Viatri.
El último cambio de River fue un volante defensivo por otro defensivo (Oscar Ahumada por Leonardo Ponzio) ¿Alguien puede explicar tanta mediocridad? No tiene lógica. Ischia tiene razón, Boca le ganó al último del campeonato. Un detalle, Simeone entró en la historia del club de Núñez: es el peor arranque de River en torneos cortos.
Habitualmente este partido se juega alrededor de la fecha 14 ya que los equipos suelen estar peleando el campeonato y así habría mucho más en juego. Este año tocó en la jornada 10, como si, desde la AFA, supieran que ninguno de los dos estaría peleando el torneo.
El local, empobrecido institucionalmente por la criticada dirigencia de José María Aguilar, llegaba con la obligación de ganar para salvar el año y para no quedar último en el certamen. Boca, rodeado por los entredichos de sus jugadores, obligado a ganar para soñar con el título y dejar en claro que dentro de la cancha son un equipo.
Bajo este panorama, muy superficial por cierto, la lógica indicaba que tanto el Cholo Simeone como Carlos Ischia pondrían toda la carne en el asador con tal de quedarse con la gloria; pero no pasó y ganó el que menos se tiró atrás. Lamentable.
El 4-3-2-1, con doble enganche, que dispuso el técnico xeneize no le permitió generar una sóla situación de riesgo en la primera parte. Usted creería que River lo pasó por arriba. Nooo!!... nada de eso. Simeone, en el Monumental, empezó con un 4-3-1-2 y las dos más claras de la primera mitad fueron generadas por el arquerito visitante, Javier García, a quien se le escaparon dos balones y, mientras uno dio en el palo, el otro estuvo cerca de ser interceptado por un hombre de camiseta blanca y roja.
Todo llegó en el complemento: más pobreza y más mediocridad. El Millo entró sin el punta paraguayo Salcedo. En su lugar ingresó Mauro Díaz (enganche), y así copió el esquema de su archirival.
Como nadie atacaba, el Negro Ibarra insultó al juez de línea cuando se jugaban 6 minutos y se fue a las duchas, dando opción a River a que ponga un hombre más en ataque y meterlo a Boca dentro de su área. Pero adivinen qué pasó. Nada, no pasó nada hasta que a los 15´ Viatri la mandó a guardar de cabeza luego de una pelota parada. Ahora sí obligaba al Cholo a echarle leña al fuego, sin embargo puso otro medio-punta por un volante. Seguía dejando cuatro defensores y un cinco para Viatri.
El último cambio de River fue un volante defensivo por otro defensivo (Oscar Ahumada por Leonardo Ponzio) ¿Alguien puede explicar tanta mediocridad? No tiene lógica. Ischia tiene razón, Boca le ganó al último del campeonato. Un detalle, Simeone entró en la historia del club de Núñez: es el peor arranque de River en torneos cortos.
Santiago Gabari
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