martes, septiembre 08, 2009

Crónica – Argentina vs. Brasil: EQUIPO SIN DNI


Documento Nacional de Identidad. Si lo analizamos desde el ámbito futbolero, es la cara, la imagen de un equipo. La que lo expone como tal. La que lo muestra ante todos (propios y rivales) Es la marca registrada. Es eso que la selección argentina no tiene. Y quedó bien en claro el sábado después de los tres golpes a la cruzada nacional que nos propinó Brasil. La otra cara, sin dudas. Un equipo que sabe a lo que juega y que lo dejó bien en claro en Rosario.

Todos los argentinos, los futboleros y los que no lo son; los detractores de Diego y los Maradonianos; deben pensar si es tiempo de conseguir una identidad o sólo obtener el boleto a Sudáfrica para el año próximo. Es el signo de interrogación que presente este equipo. El más grande de varias dudas que nos muestra este equipo a la hora de verlo en una cancha. Aunque lo necesario hoy por hoy es clasificar a la Copa del Mundo, no se puede dejar de analizar este proceso de Maradona como DT, que mucho no cambió de la imagen que dejó Basile cuando pegó el portazo después del baile dogmático en Santiago contra Chile de Bielsa.

La estadística dice que con Diego como técnico, Argentina ganó dos (a Venezuela y Colombia en River), cayó en tres juegos (la histórica goleada en Bolivia, en Ecuador y contra los brasileños) pero nunca mostró señales individuales superlativas y en cuanto a lo colectivo, menos que eso. En este sentido, la mano del cuerpo técnico estuvo (y está) ausente. La estela que deja la imagen de Maradona como dios del fútbol argentino no basta para potenciar a este plantel.

En tiempos donde este deporte cada vez está más apareado entre todos y un equipo del tercer mundo de la pelota le puede hacer partido a uno que tenga grandes estrellas, lo que destila a los pobres de los que sobresalen del resto, es potenciar lo propio. Y en esto, es claro que la conducción del líder del grupo tiene que ser otra. Al menos después de los resultados que vimos hasta ahora. Sobre todo si nos comparamos con el Brasil de Dunga y compañía.

Desde aquel empate en Junio del 2008 en Belo Horizonte donde le gritaron burro, el seleccionador del equipo carioca, dio vuelta su imagen como tal. Potenció la figura de Kaká, lo hizo dueño y señor de su plantel para que disfrute dentro de la cancha. Siempre decíamos, en esas charlas de amigos, que si los de amarillo conseguían un arquero con todas las letras y una defensa sólida, ¿quién les va a ganar? Parece que ese momento, llegó. El Nº 8 del Real Madrid juega como quiere y con los compañeros que desea (Ronaldinho quedó en el recuerdo de este equipo, al menos por ahora) Julio César es el mejor arquero del planeta en la actualizada y la dupla Luizao-Lucio (promedio de 1.91m de altura) da la seguridad necesaria. La base está.

Todo lo contrario sucede de este lado. El DT argentino convocó a 28 futbolistas para esa doble jornada por las Eliminatorias, lo que nos muestra que nadie parece, puede quedar afuera. ¿Está mal si algunos se quedan con caras largas porque no vienen al predio de Ezeiza? La situación del arquero es irresoluta. Primero Carrizo, hasta ahora Andujar, mañana Sergio Romero. De los primeros dos, ¿alguno tuvo una falla garrafal que le valió salir del 11 inicial? Pero si hablamos de la estrella rival, es turno de señalar a la nuestra.

Messi es el mejor del mundo y no se lo aprovecha como tal. Es obvio y normal que toda la responsabilidad recaiga sobre él. Lo digo por la nuestra. Los argentinos somos así y hasta el más grande (hoy sentado en el banco) lo padeció. Lo que hay que comprender es que en el Barcelona, el 10 recorre el último tramo de la cancha. Él está par concluir la jugada (en ocasiones participa del armado) peor no es un armador de juego. Es incomparable el análisis porque allá lo ayudan Xavi (en la selección podría ser Verón), Iniesta (no tenemos uno así), tiene un extremo como Henry y hasta la temporada pasada un pivote y enorme goleador como Eto´o (ahora Ibrahimovic) ¿Se puede comparar entonces?

Si bien las actuaciones nunca rozaron alguna que nos deleitó en España, Maradona tiene que transformarse en el Bilardo que una vez viajó hasta Nápoles y le tocó el timbre a Diego en la madrugada para decirle que él iba a ser el capitán y líder de su selección. Es probable que Messi no lleve la cinta pero debe ser nuestra bandera. Si tenes al mejor, hay que consultarle como quiere jugar y con que tipo de jugadores se siente mejor. Sino, dejamos pasar la oportunidad de disfrutar a la versión que descolla en el Barca. Respaldo colectivo para que Leo sea nuestro Kaká.

Con el resto, hay mucho por replantearse. Lo más importante es conseguir los puntos necesarios para ir al mundial pero sin descuidar aspectos clave en una selección: la elección de los apellidos sin temor a dejar a históricos afuera (las botoneadas no son buenas), fijar un esquema e idea de juego con la cual los jugadores se contagien (con o sin un 9 de área, laterales reales y centrales confiables) y por último, que los propios futbolistas mejores sus rendimientos individuales.

Argentina necesita tener una identidad. Una línea de juego que provoque confianza y exponga los mejores valores de cada representante. Esto es trabajo del técnico y por eso Diego es el responsable. Es, ni más ni menos que el conductor de este grupo. Es el que más dio por esa camiseta y que debe saber que aunque siempre la tendrá puesta, ahora es momento de conducir. Desde otro lado. Porque para los jugadores, ahora Diego es terrenal. Se equivoca como todos.

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