Ya es ídolo. Otro título. Su segundo en la Argentina y en la misma categoría. El TC2000 cierra otro año a lo grande, con una carrera espectacular que tuvo 10 cambios de liderazgo, por momentos bajo la lluvia y en un circuito como Potrero de los Funes que tiene esa mirada especial. La misma con la que el público del automovilismo argentino mira a José María López. Porque esos ojos raros que yacían sobre las espaldas de Pechito cuando llegó al país tras su desvinculación con el equipo Renault en Europa, se transformaron en adoración plena. En aplausos hasta que las manos quedarán coloradas.
Este cordobés de Río Tercero ha hecho un preámbulo fantástico camino a cumplir el sueño más grande de toda su vida. Pero esa es otra historia. En este 2009, arriba de su Honda se consagró en cuatro de las 12 fechas (se impuso en General Roca, Oberá, y la doble de San Juan) Pero si tenemos que recordar quien terminó como el más rápido del año, este señor con acento cerrado es al que más gastada le quedó la bota derecha: Nueve poles en los sábados de la categoría. Un velocista. El Usain Bolt de los fierros. Una táctica que le permitió prevalecer en la mayor parte del campeonato, con maniobras a la chapa y sobrepasos que lo definen como un piloto que corre riegos para alcanzar lo que todos quieren: ser el mejor.
En un mundo donde los egos hicieron estallar la interna en el equipo que maneja Victor Rosso, tal vez en el año más comprometido para la conducción del team dentro y fuera de pista, a sus 26 años se mantuvo firme. Con un profesionalismo que se convirtió en espejo para los que creían que subirse a un auto de carrera sólo era pilotear los fines de semana, como también para los jóvenes que lo pudieron ver y disfrutar en vivo y en directo, logró el bicampeonato 08/09.
Esa misma cordura y mentalidad ganadora que arrastró su nombre dentro del bolillero de la F1, fue el que le permitió el viernes no asesinar a su compañero de plaza, el escocés Anthony Reid. Cuando en la tercera vuelta de los entrenamientos, el veterano se pegó contra el paredón con el Civic y rompió el tren trasero y la suspensión delantera, se rajó la caja de cambios y el anclaje del motor, la cara de Pechito era elocuente. No podía creer sufrir de esa manera. Pero su equipo, con una tarea grandiosa reparó los daños y le entregó un auto de punta. Como durante toda la temporada.
La final en San Luis tuvo de todo. El piso húmedo complicó a todos, provocó muchos abandonos y cuatro ingresos del auto de seguridad. Pasada la mitad de la carrera, cuando el Pato Silva se guardó en boxes, José María ya era campeón. En la punta y con todo bajo control, el Honda falló (dirección hidráulica) y a falta de ocho giros le dejó vía libre a Ponce de León para ganar su primera competencia en un año complicado para el equipo Ford. Consuelo para Fontana y Toyota, que se quedó con el torneo Endurace.
Ahí está. Besando la copa que lo esgrime como el Nº 1 para el 2010. Si la suerte lo acompaña, ese número no podrá verse por las pistas del país. Sin dudas, y cuando todavía le quedan por disputar los campeonatos en el TC y TRV6, Pechito cosechó lo que sembró toda su vida. El esfuerzo valió la pena. Más allá de los títulos, la gente ya lo reconoce como un grande de verdad.
LA ÚLTIMA DEL AÑO - PONCE GANÓ Y PECHITO CELEBRÓ EL 1
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