martes, diciembre 22, 2009

Emanuel Moriatis Campeón del TC: UN GUIÑO DEL DESTINO


Un sueño hecho realidad. Para él, que hace siete años pisó por primera vez la categoría. Para su viejo, que se quedó con las ganas de subirse a un auto de carrera, pero vio como su hijo le daba un alegrón en un carrerón. El Turismo Carretera se había despedido del autódromo de La Plata hace un par de semanas, dejando la mejor competencia de la temporada. Una pelea espectacular entre López y Canapino hasta el final, mientras Emanuel Moriatis conseguía un triunfo valiosísimo que lo ponía como el tercero en discordia. Pero el destino tenía algo preparado. Una jugada digna de los más prolíferos guiones de Hollywood. Un show en La Catedral. Un cierre fantástico.

Después de los entrenamientos, el panorama en Buenos Aires daba algunas noticias. Aventín y Castellano, dos que tenían que ganar sí o sí, iban a estar adelante. Manu y Pechito, también. Pero cuando la lluvia se hizo presente, fuerte en la madrugada del sábado, las condiciones de la carrera podían cambiar. Sin bajar los tiempos en la clasificación, todo quedó igual al viernes. En su primera aparición, junto en la largada de la tercera serie a los dos protagonistas de la historia: Moriatis se escapó y gano de punta a punta contra un López que no opuso resistencia. Tranquilo, el cordobés que sólo no había abandonado con su Torino en todo el año, llegaba confiado a la final. Las 25 vueltas al circuito Nº 12 iban a determinar al nuevo campeón. Uno iba por la Triple Corona. El otro, ni se imaginó lo que se venía…

Las cuentas eran claras. Con Altuna casi afuera de combate, el que más chances de quitarle el título a Pechito era Moriatis. Para el resto, sólo un milagro los podría ayudar. Esa mano divina que siempre tiene preparado un puñetazo a la historia que todos creían. Largada y Castellano con su Naranja Mecánica iban en la búsqueda de su debút ganador en el TC. Las vueltas pasaban y los soldados se caían: Aventín y una rotura del motor lo despedía del 2009, al igual que a Rossi. Fontana se había retrasado después de una maniobra ajustada con Manu en el curvón Salotto. Pero el golpe de escena llegó en el giro 18. Porque los imponderables en las carreras siempre espían para dar la nota.


Será una de las imágenes del año. Ese derrape de Pinchito y Moriatis casi al mismo instante, paralizó los corazones. En las tribunas, descreían de lo que susurraban los fanáticas radiales. “Lo sacó, lo sacó… ¡Y Pechito se fue afuera!...”, gritó un hincha de Ford. Explotó la fervorosa 4. Los de Torino no lo podían creer. Maldito destino, una mancha de aceite de otro Toro (Martín Basso y compañero en el HAZ del cordobés) convirtió al curvón en una jabonera incontrolable. Castellano sin consuelo. José María López, inmutable cuando se bajó del auto. Cabeza gacha, sabía que, esta vez, el destino lo sacó de pista.

El comienzo de este desenlace de película dejó en soledad al Mago en la punta. Secundado por los pilotos que pelearon el campeonato 08 (Ortelli y Silva), manejó con un maestro hasta la bandera a cuadros. Vuelta tras vuelta, los ojos se ponían más brillosos. Sin dudas, su cabeza era un mar revuelto. Sus inicios en la categoría Citroën, el título en el Turismo Nacional y ese accidente en Rafaela que casi le quita la vida a su ex acompañante (Walter Jakowczuk) y lo retiraba del automovilismo. Todo eso, sumado a su familia y su novia, que lo encarrilló en la vida y le dio fuerzas para focalizarse en el volante. El cartel de última vuelta dio camino a los 4.259 km finales. El quíntuple no iba a molestar al piloto que le iba a sacar el 1. Pasó las dos rectas, Salotto que lo vio muñequear como loco, también la chicana de Ascari y la S del Ciervo. El autódromo Juan y Oscar Gálvez, explotó en un aplauso fiel y sincero.

Moriatis entró por la ventana a la Copa de Oro. Lo hizo cuando ganó bajo la lluvia en Buenos Aires. En los Playoffs, fue el auto más regular y triunfo en las últimas dos para sumar tres en la temporada (más ganador). Lo merece Emanuel. Fue el mejor piloto del Turismo Carretera y por eso es el Campeón. Como su amigo Lalo Ramos se lo anticipó previo a la final, este era su día (escucha la nota en el Reproductor). Como aquél domingo de 1994, cuando el de Mechongué festejó debajo de una lluvia incesante.


El Mago rompió con todos los pronósticos y se quedó con la corona. Las 25.000 personas en el Gálvez se fueron con otro final. Un final que el destino tenía preparado a favor de Moriatis.


LA GRAN FINAL DEL TC - MORIATIS CAMPEÓN

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