
Una frase que califica a los guerreros, se cumplió. “Todo llega en la vida”, dicen algunos. Tal vez con razón, la que te da el trabajo constante para alcanzar la meta. Ese objetivo preciado. Esa consagración que te permita dormir sin soñar con la imagen, noche a noche. Algo que, sin dudas, habrá sentido durante toda su trayectoria deportiva, un argentino que besó el agua del Delta cuando tenía sólo 5 años. A partir de ahí, todo lo que vino después fue grandioso para él. Y para el deporte argentino, también.

Contento, exultante todavía por esos recuerdos que aparecen de una vida practicando con amor y dedicación algo que ama desde la cabeza hasta los pies, Julio repasó todo: como surgió el deporte cuando era un chico, esa maldita lesión en la Semana Santa del 2000 y lo que se viene, porque aunque cumplió su cometido, hay Javier Julio para rato. Disfruta la entrevista en el Reproductor. Algo distinto, como sólo La Licuadora Deportiva te lo muestra.
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