miércoles, abril 29, 2009

Nota de Foto: MAGO SIN VARITA


El fin. ¿Seguro? Al menor por ahora. Su salida al aire para suspirar tranquilo al fin, deja una huella. Tan sólo 27 años para este tenista que deslumbró a la mayoría del mundo tenístico por su potencial físico y de juego. Y se animó a la despedida. ¿Forzada? Pensada. El Mago Coria dejó el tenis profesional después de mucho tiempo enredado en la propia cuerda que él supo forjar. Se fue Guille. Seguramente muy feliz por sacarse el peso de encima, pero también triste porque se aleja de su amor más preciado.

La vida es un bumerang. Y ojo, porque no es una frase trillada. El de Venado Tuerto se empezó a hacer conocido en Francia. La noticia en 1999 sobre la llegada de dos argentinos a la final del Roland Garros en su versión junior, fue de alto impacto. El match Nalbandian vs. Coria anticipaba dos cuestiones: la primera, que a partir del último año del milenio anterior nacía una dupla que iba a oxigenar al tenis nacional. ¿La segunda? Comenzaba una lucha por ser el mejor del país. Una lucha de egos. Algo normal en este deporte, uno de los más individualistas del planeta.

Ese triunfo con 17 años sería recordado de por vida por Coria. Pero la vida te da vueltas, y cinco años después, cuando vivía la mejor temporada deportiva de su carrera, la Phillipe Chatrier fue protagonista del inicio del fin: el 6 de Junio de 2004 perdió la final contra el Gato Gaudio (enemigo intelectual), luego de estar ganando 2-0. El revoleo de la raqueta, los gritos de Gastón y el abrazo fundido con Guillermo Vilas en la entrega del trofeo son imágenes imborrables. La cara de Coria, también.

Tipo hábil, estudioso de sus rivales, siempre atento para generar cualquier situación para desestabilizar emocionalmente a sus contrincantes, el santafecino probó un poco de su propia medicina. Lesiones en el hombro, miles de dobles faltas, error tras error lo depositaron en un lugar inhóspito: descendió al lugar Nº 627 del ranking ATP. Sí, ese que supo ser el 3 del mundo (sólo Vilas alcanzó un mejor lugar), el tenista ágil que para el mundo solitario del tenis tenía todo para quedar en la historia del deporte argentino, cayó en un foso anímico. Y ese traspié fue fulminante.

Ese físico privilegiado que le permitía llegar a todas, que hacía analizar que era el único que podía competir palo a palo en un juego estratégico con el actual Nº 1 del mundo, Rafa Nadal, se toma unas vacaciones. ¿Si serán largas? Él sólo lo sabe. Este Mago se quedó sin varita mágica. Su carrera profesional, de éxitos relevantes y derrotas inolvidables, fue como una cañita voladora: Salió volando furiosa y mostró todos los colores. Pero para el disfrute de todos (y suyo personal) se quedó sin pólvora…

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