martes, abril 14, 2009

Masters de Augusta: DOS CAMINOS, LA MISMA ALEGRIA

Como en el US Open 2007, Ángel Cabrera consiguió nuevamente un torneo de Grand Slam. Esta vez fue el Masters de Augusta, aquel que Roberto De Vicenzo no pudiera conseguir por un error en la anotación de la tarjeta. Así el Pato se convierte en el mayor ganador de torneos grandes entre los argentinos (aunque moralmente De Vicenzo está en las mismas condiciones) y es el único latinoamericano que se calzó con el famoso saco verde.


En principio ganó por ser el más regular y sólido de todos. Jugó con consistencia y pocas veces flaqueó. Desde el primer día se metió en el lote de punteros con sus 68 golpes (-4) para consolidarse con una segunda jornada con el mismo score y quedar en la punta al terminar la tercera con 69 y 11 bajo el par.

El Abierto de los Estados Unidos lo mostraba con un gran arranque y la cima era alcanzada desde un principio. A diferencia de Augusta la pendiente de progresión en el rendimiento hasta la tercera ronda fue a la inversa porque la tarjeta de 76 golpes (+6) que firmaba por aquella época lo catapultaba varios puestos por detrás de los punteros.

En aquella oportunidad sus rivales directos fueron de más peso. Ni más ni menos que el número uno del mundo, Tiger Woods, y un top ten de mucha jerarquía como Jim Furyk. También el desenlace fue diferente porque Cabrera sintió la presión de jugar con rivales de alta jerarquía donde el margen de error era chico. Terminó con una vuelta fantástica de 69 golpes, 1 bajo el par y +5 en el total, pero debió esperar sentado para poder festejar. Furyk había hecho una gran primera parte de ese último recorrido pero fallo en los tiros finales, Tiger terminó con el par de la cancha pero no hizo suficiente para, por lo menos, forzar un desempate. De esa manera ambos finalizaron a un golpe de distancia y Cabrera festejaba sentado en un sillón mirando el desenlace por televisión.


Si bien son rivales de mucha trayectoria, los norteamericanos Chad Campbell y Kenny Perry no imponen el mismo respeto. Cabrera hacía bogeys en el hoyo 4, 5 y 10 y el campeonato parecía escaparse por el juego sólido que mostraban, sobre todo el americano. Los birdies de este último en los hoyos 15 y 16 lo dejaban a dos golpes de distancia con el 17 y 18 por jugar. Ni el Pato ni Campbell podían superar los pares de cancha y todo hacía parecer que Perry se convertiría en el más veterano en conseguir el título con 48 años. Pero no. Los fatídicos hoyos finales le otorgaron dos bogeys y la definición necesitaba un desempate.

Ángel erraba una salida y la bola terminaba en una zona de arboleda. Parecía que el cordobés relegaba sus aspiraciones. Pero un tiro medido, sumado a la fortuna del rebote en un árbol, lo trajeron de nuevo al juego con un par en el primer hoyo de desempate. Perry se recuperaba y lograba ese mismo resultado y el que si quedaba fuera de competencia era Campbell luego de fallar un putt accesible.

Y como lo que no te mata te fortalece, Cabrera salió a jugar con un aire renovado. Un drive y dos putts precisos lo metían en la historia grande del golf argentino. Perry no podía acertar el green y el título quedaba para el de Villa Allende que esta vez pudo festejar en cancha y que volverá a disfrutar con toda su gente que ya lo idolatra...

REVIVÍ LA CONSAGRACIÓN MÁS IMPORTANTE DEL AÑO
PARA EL DEPORTE ARGENTINO


Aviso: No te pierdas la cobertura especial de esta victoria histórica, durante la semana.

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