viernes, abril 25, 2008

BOLIVAR: En la historia del deporte argentino

Direct TV Bolívar, el equipo que dirige Javier Weber, se consagró por cuarta vez campeón de la Liga Nacional de Voley, la máxima competencia que nuclea a los mejores de este deporte. El buen juego, la contundencia y la entrega fueron los factores fundamentales para el ingreso de este equipo a la elite del deporte argentino.


Luego de ganarle a Casino Chubut Voley 4-0 en partidos, “Las Águilas” obtuvieron así su cuarto título en este torneo, el más importante que nuclea a los mejores equipos del país, y donde muchos disertan debido a motivos de presupuesto y también políticos.

Respecto a cada jugador, todos fueron figura, todos tuvieron en cuenta cual era su rol dentro de la cancha y lo cumplieron. La buena predisposición impulsada desde el banco de suplentes, la relación entre Weber y sus jugadores, las características de un grupo sin conflictos a la vista y el desarrollo desde las divisiones inferiores resultaron claves para llegar a este título más allá de la diferencia estruendosa entre Bolívar y el resto de los equipos.

Ni el público, ni los árbitros, ni los rivales distrajeron de su objetivo a un equipo que perdió un solo encuentro en el año y, aunque en la edición anterior de la Liga no haya cedido ni un solo partido, las estadísticas favorecen al actual conjunto.


Si bien Chubut fue un rival digno, pero sin experiencia en la Liga, todo dependía de Bolívar. El mejor equipo del Voley local de todos los tiempos, creado con el fin de triunfar, un término habitual dentro de un plantel que nuclea a uno de los mejores líberos del mundo, como es Pablo Meana, a jugadores de nivel de selección como Alejandro Spajic y Guillermo García y a uno de los máximos artilleros como lo es el brasilero Wallace, entre otros.

Cuando en la temporada 2002/03, a sólo pocas semanas de iniciar la Liga, surgió la idea de formar un equipo en Bolívar, nadie se iba a imaginar que se iba a gestar este aluvión de éxitos, títulos, jugadores del mejor nivel y entrenadores de primera línea. Nadie, menos los que iniciaron el proyecto.

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