Cuando se fue de Argentina para hacer escala en la Liga de Brasil, muchos pensaban que era un error. Cuando firmó para el West Ham muchísima gente pensó que iba a fracasar. Hoy es ídolo en los tres países más futboleros del mundo: Argentina, Brasil e Inglaterra.
Carlos Alberto Tévez se fue de Boca a fines del 2004 por una cifra cercana a los 20 millones de dólares. Habiendo ganado el Torneo Apertura, la Copa Libertadores, la Copa Intercontinental del 2003, y la Sudamericana del año siguiente; hizo parada en el Corinthians. Allí, junto a Mascherano, se consagró campeón del Brasileirao con 20 tantos convertidos y fue elegido como el mejor futbolista de la liga, premio que nunca había sido entregado a un extranjero. A mediados de temporada el grupo inversor que lo había comprado (MSI) lo ubicó en el conjunto inglés al que salvó del descenso con tan sólo siete goles pero siendo ovacionado domingo tras domingo, algo que ya había vivido en San Pablo y en Buenos Aires. Su magnífica actuación en la última jornada contra el Manchester United, le valió su pase a los Reds. El equipo de Alex Fergusson pagó por él préstamo más caro de la historia del fútbol: 20 millones de euros por 2 años y con opción de compra.
La victoria 2-0 como local ante el Wigan y el empate del Chelsea en uno contra el Bolton lo consagró campeón de la liga inglesa con el equipo de Old Trafford y confirmó el cariño que le tiene el público inglés. Sus 14 goles en 37 participaciones fueron fundamentales en varios partidos. Seguramente no será discutido si es el mejor futbolista de la historia, pero de lo que puede estar tranquilo es que podrá decirle a sus hijos: “sabés, soy ídolo en Argentina, me aman en Brasil y no me dejan vivir en paz en Inglaterra”. Las dos potencias más “enemigas” de los argentinos piden a gritos a Carlinhos... a Charles... al Apache.
Sólo le faltan dos títulos: la Champions League (juega en 8 días la final contra el Chelsea) y la Copa Mundial. No le queda más que eso por ganar, claro... lo más importante. Sin embargo el fútbol no es sólo un billete o un trofeo. El fútbol es pasión, el fútbol es un sentimiento. Esto es lo que el futbolista como persona se lleva a su casa y lo que el hincha se lleva a su almohada. Pisaditas contra la línea, “argentino, argentino, argentino...!!”, “Carlinhos, Carlinhos...!!”...
Carlos Alberto Tévez se fue de Boca a fines del 2004 por una cifra cercana a los 20 millones de dólares. Habiendo ganado el Torneo Apertura, la Copa Libertadores, la Copa Intercontinental del 2003, y la Sudamericana del año siguiente; hizo parada en el Corinthians. Allí, junto a Mascherano, se consagró campeón del Brasileirao con 20 tantos convertidos y fue elegido como el mejor futbolista de la liga, premio que nunca había sido entregado a un extranjero. A mediados de temporada el grupo inversor que lo había comprado (MSI) lo ubicó en el conjunto inglés al que salvó del descenso con tan sólo siete goles pero siendo ovacionado domingo tras domingo, algo que ya había vivido en San Pablo y en Buenos Aires. Su magnífica actuación en la última jornada contra el Manchester United, le valió su pase a los Reds. El equipo de Alex Fergusson pagó por él préstamo más caro de la historia del fútbol: 20 millones de euros por 2 años y con opción de compra.
La victoria 2-0 como local ante el Wigan y el empate del Chelsea en uno contra el Bolton lo consagró campeón de la liga inglesa con el equipo de Old Trafford y confirmó el cariño que le tiene el público inglés. Sus 14 goles en 37 participaciones fueron fundamentales en varios partidos. Seguramente no será discutido si es el mejor futbolista de la historia, pero de lo que puede estar tranquilo es que podrá decirle a sus hijos: “sabés, soy ídolo en Argentina, me aman en Brasil y no me dejan vivir en paz en Inglaterra”. Las dos potencias más “enemigas” de los argentinos piden a gritos a Carlinhos... a Charles... al Apache.
Sólo le faltan dos títulos: la Champions League (juega en 8 días la final contra el Chelsea) y la Copa Mundial. No le queda más que eso por ganar, claro... lo más importante. Sin embargo el fútbol no es sólo un billete o un trofeo. El fútbol es pasión, el fútbol es un sentimiento. Esto es lo que el futbolista como persona se lleva a su casa y lo que el hincha se lleva a su almohada. Pisaditas contra la línea, “argentino, argentino, argentino...!!”, “Carlinhos, Carlinhos...!!”...
La bandera argentina se plantó en las dos tierras más complicadas de conquistar, y él, a pura garra y humildad lo logró. Un record más le queda en pie, si gana la Champions será el primer sudamericano en consagrarse campeón de la Premier y del trofeo continental el mismo año... A disfrutar...
SANTIAGO GABARI
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