jueves, junio 26, 2008

EL MUNDIAL DEL PUEBLO

Son esos momentos, esas alegrías que quedaran marcadas a fuego en el corazón de todos los argentinos. Hace 30 años y un solo día, Argentina se unía en un grito futbolero. Pero esas emociones vividas no pueden estar exentas de la situación social que atravesaba el país. Alegrías, tristezas, llantos, euforia, en fin, realidades encontradas, que se vieron unidas por un hecho deportivo…

El país se vestía de celeste y blanco, aquel domingo 25 de Junio de 1978. Argentina, hundida en las sombras de la dictadura militar que hacía 2 años manejaba el destino de la Nación, había sido señalada para organizar el Mundial de fútbol. Millones de dólares se necesitaron para remodelar los estadios de Vélez, Rosario, Mendoza, Mar del Plata, Córdoba, y el Monumental de Nuñez. Todas estas mejoras, más la llegada de la televisión a color, rubricaban un momento que parecía supremo. Así, prácticamente se obligó a la población a brindarle todo el apoyo al equipo dirigido por César Luis Menotti. Y sí. Que mejor forma de ponerle un manto de distracción a todo lo que sucedía.

Antes de llegar a la ansiada final, el camino fue duro. Después de ganarle a Hungría y Francia, nos toco perder ante los italianos, derrota que nos llevó hacia la ciudad de Rosario, en donde nos esperaban para la segunda fase: Polonia, Brasil y Perú. La victoria de los brasileños ante polacos nos dejaba afuera del mundial. La única opción que había era vencer a Perú por 4 goles o más en la última jornada de la fase decisiva. Y así fue. Aunque empezamos sufriendo por las oportunidades que desaprovechaban Cubilla y compañía, el segundo tiempo fue un aluvión de goles y la goleada 6-0 nos llevó a la finalísima. La primera, después de 48 años.

El día había llegado. La etapa de preparación del equipo en José C. Paz quedaba ya, muy lejos. En esos momentos, nadie se acordó que afuera de la Copa un tal Diego Armando Maradona. Todo un país se reunió en sus casas para vivir el momento culmine. Ya sea desde una radio o un televisor siguieron el partido, y los que quisieron, llenaron los cines para poder ver la película más deseada y con la esperanza de que el final sea a pura alegría, en vivo y a todo color.

Las 80.000 almas que llenaron el estadio Monumental deliraron con la salida del equipo, inundando la cancha con miles de papelitos que resumían la ilusión de millones de argentinos. La vieja y famosa pelota Tango empezó a rodar por el césped; Argentina con Fillol, Olguín, Luis Galván, Passarella y Tarantini; Ardiles, Gallego, Kempes; Bertoni, Luque y Ortiz (después ingresaron Larrosa y Houseman) salió en busca del triunfo desde el primer minuto. Enfrente, ni más ni menos que la Holanda del Fútbol Total, pero sin Johan Cruyff, quien se autoexcluyó de la Copa por esa “Argentina desaparecida” de la cual se hablaba en toda Europa.

El equipo argentino, no sólo podía robarles la pelota a los holandeses, sino que además los complicaban con una circulación audaz, creadora de ritmo y con apetito de gol. Había situaciones en los dos arcos, pero el balance favorecía al equipo de Menotti, aunque el Pato nos salvó varias veces. Pero a los 37 minutos llegó el gol de Kempes y Argentina se ponía 1-0. El segundo tiempo fue para sufrir. Cuando ya parecía estar todo dicho, apenas a 9 minutos del final, Nanninga metió el cabezazo mortal, 1-1 y suplementario. La pelota en el palo, cuando el partido se moría, provocó un silencio absoluto en el estadio. Todos los corazones argentinos dejaron de latir por un instante, menos los de Videla y toda la Junta, más los de los familiares que sufrían en carne propia la locura y el descontrol por no saber donde estaba su hijo, su nieto o hermano.

La figura del Matador se hizo más grande que nunca. Arremetió y los brazos en alto del rosarino se unieron con toda la cancha. Luego de una combinación entre Kempes, Luque y Bertoni (autor del tercero), el trío aseguró el resultado final, 3-1. El italiano Sergio Gonella marcó el final y la copa Jules Rimet nos esperaba para cobijarla por primera vez.

La imagen de Passarella levantando la Copa, entregada por el Presidente Videla es agridulce. Que cosas, ¿no? Por un lado, tanto odio, tanto misterio, tanta codicia y tanta muerte. Por el otro, la alegría, la emoción, la felicidad y el corazón puesto para llevarse un triunfo.

Mucho se habló de esta conquista del fútbol y para el deporte argentino. Arreglos, convenios, censura son algunas de las palabras tétricas que se siguen mencionando, todavía, 30 años después. Fue un oasis en el desierto que vivía el país por esos tiempos. Fue el Mundial del pueblo argentino.

Próximamente… En Julio, La Licuadora Deportiva te presentará en un especial que se emitirá en Radio Palermo, como se forjó esta victoria épica. Los hechos que marcaron la organización de la copa y la participación de personajes que quedaron, para siempre, en la memoria de los argentinos… Pero personajes de todo tipo y color...

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