miércoles, junio 11, 2008

CANTEN LA FALTA, TIENE ¡33!


Entre críticas, aplausos, maíz y finalmente a estadio lleno, River Plate volvió a consagrarse campeón del fútbol argentino luego de cuatro años y lo hizo de la mano de Diego Pablo Simeone tras vencer en el Monumental 2-1 a Olimpo de Bahía Blanca. El último festejo había sido en el Clausura 2004 con Leonardo Astrada.

A pesar de los fuertes reproches que ahondaron alrededor del plantel luego de la fatídica derrota en el superclásico (1-0 con gol de Sebastián Battaglia) y sobrepasando el sinfín de granos de maíz que llovieron sobre el orgullo y amor propio de los jugadores cuando salieron al campo para enfrentar a Gimnasia de La Plata, revirtieron la situación y escribieron una nueva página del famoso relato ”El que ríe último, ríe mejor”.

El clima que se vivió post derrota en La Bombonera y post eliminación en la Copa Libertadores (en manos de San Lorenzo con dos goles de Gonzalo Bergessio cuando el partido parecía estar definido) fue tan fuerte como fundamental para que hoy se esté hablando del primer título en la era Simeone: el Clausura 2008.

Es que en ese partido con Gimnasia, el maíz que cayó desde la platea y aledaños, alteró una cuestión de actitud dentro del equipo. Es cierto que en muchos momentos del campeonato no jugó bien y aún más certero es que con los nombres que hay dentro del plantel se esperaba muchísimo más en cuanto a rendimiento de equipo. Sin embargo, esa misma tarde dieron vuelta en 15 minutos un 1-2 para ganarlo 4-2. Desde allí, y contando ese partido, los de Núñez lograron trece puntos sobre quince posibles.

Los pocos puntos que ganó Estudiantes de La Plata en las últimas jornadas (tan sólo siete de quince) le permitió a River festejar una fecha antes de la finalización del campeonato y ante mucha de la gente que 28 días antes había denigrado a varios hombres del plantel: especialmente a Oscar Ahumada -quien terminó siendo pieza fundamental en el once inicial-.

A pesar de haber sufrido una recaída cuando promediaba el torneo, el arquero Juan Pablo Carrizo -es casi un hecho que seguirá su carrera en la Lazio italiana- mantiene la vaya menos vencida: sólo recibió 11 goles.

Olvidados quedaron los problemas de Ariel Ortega. El jujeño fue relegado durante algunas jornadas por problemas personales pero reapareció en los últimos partidos y demostró que su pasión por la camiseta puede más que cualquier otra cosa. Primordial en el choque contra el lobo platense, figura en la victoria 1-2 sobre Colón y clave el último domingo.

Entre tanto destacado siempre hay un "enano": Diego Buonanotte. El joven de 20 años se puso el equipo al hombro y con nueve goles es el goleador del equipo. Sus gambetas, su pegada y su atrevimiento resurgieron la esperanza de encontrar en el club nuevas joyitas. Lo cierto es que quizá, si no estaba él, la historia hubiera sido otra.

Atrás quedaron entonces los problemas dentro del plantel, las declaraciones de Ahumada o Carrizo, los gravísimos problemas institucionales que hay en el club producto de la complicidad entre dirigentes y barra bravas.

River es el campeón porque tiene la vaya menos vencida, porque es quien más partidos ganó y porque se hizo fuerte de local ganando nueve de diez encuentros. ¿Acaso esto es injusticia?


Se podrá discutir si juega bonito o no, si usa un sistema táctico u otro, pero no merecimientos. Como así tampoco de la superioridad riverplatense en el fútbol argentino. Tienen 33 títulos, ni más ni menos que 11 de ventaja sobre su archirival Boca, y esto no es menor si se tiene en cuenta que son los dos más ganadores de la Argentina.


SANTIAGO GABARI

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