miércoles, junio 11, 2008

¿CON AYUDA DIVINA?

“Jan Powell II”. Que leyenda, ¿no? Un personaje que ha marcado, pero que realmente lo ha hecho de una manera grandiosa la historia de la humanidad, es, para muchos, el principal bastión del último ganador de la Fórmula 1. Hace un año atrás, justamente en el mismo circuito canadiense llamado Gilles Villeneuve en honor al grandioso piloto campeón de la máxima, Roberto Kubica nacía de nuevo. Sino, miren de la que se salvó. Y sólo terminó con un fuerte esguince de tobillo. Increíble…

A partir de lo ocurrido en Canadá 2007, mucho se habló sobre “la resurrección” de este joven alto y con un estilo diferente al de los pilotos de la época. Siempre que tiene la oportunidad, elogia los tiempos donde Alan Jones, Nelson Piquet, el mismo Villeneuve y Niki Lauda hacía brillan a una categoría que comenzaba a dar un salto gigante en la infraestructura de los equipos. Kubica es el primer polaco en correr en el Mundial, ungido titular por BMW para sustituir a Jacques Villeneuve (el apellido casi homónimo de su carrera) a partir de Hungría 2006, el que subió al podio ese año en Monza cuando Michael Schumacher ganó y anunció que se retiraría, dio sus primeras aceleradas en Italia arriba de los Kartings, donde compartió pista con Pechito López. Campeón en 2005 de la World Series (un argentino está presente en el torneo actual, Esteban Guerrieri), fue esta gran actuación la que le permitió ser visto por BMW, luego de ser dejado de lado por el selectivo que forma a nivel mundial con corredores jóvenes, el equipo Renault.

Ha sido dura la vida para este fanático del Rally Mundial. Y luego de lo ocurrido el pasado año, donde su cuerpo estuvo involucrado en el accidente más fuerte (para muchos) desde el que le propinó la muerte a Senna, luego que la dirección del Williams cedió en la curva Tamburello de San Marino, esa pelea parecía que iba a tener que ser más cuesta arriba. Pero la aparición de una mano divina fue clave. Al menos para los creyentes en Dios y en la fe.

¿El nombre de Karol Wojtyła les es familiar? El Papa con el tercer pontificado más largo de la historia al estar 26 años (1978-2005) al frente de la Iglesia Católica, es de la misma tierra que el actual puntero del campeonato de la F1. El piloto nacido en Cracovia, fue, es y será devoto del personaje que recorrió el mundo y visitó lugares inhóspitos para un hombre vestido con el rótulo de “representante de Dios en la tierra”. Y luego de haberse salvado de ese espectacular vuelco donde su coche quedó destrozado, los fieles y creyentes pensaron en que la mano de su compatriota tuvo efecto.

Algunas publicaciones europeas, días después de lo ocurrido en Canadá decían: “El Vaticano ha abierto una investigación acerca de los milagros realizados por el Papa Juan Pablo II y Kubica podría ser llamado para testificar. Según informó la agencia polaca PAP citando fuentes del Vaticano, se investiga si Juan Pablo II obró el “milagro” de que saliera ileso. Kubica siempre corre con un casco que incluye el nombre del Papa ya fallecido junto a la visera”. Todo esto, sumado a que a partir del año pasado comenzó el proceso de beatificación, la historia de la “milagrosa supervivencia” de Kubica fue eje de un artículo de la revista mensual que emitió el Vaticano, “Totus Tuus”, dedicada en su interioridad a la consideración de beato Wojtyła, que constituye el segundo paso en el camino de la canonización, donde el primero es venerable, el segundo beato y el tercero santo. Un hecho que ha marcado al pueblo polaco.

Pero lo ocurrido hace poco más de 365 días, ya quedó en el recuerdo. Es historia rica. Analizable e insoslayable al mismo tiempo. Roberto Kubica pudo haber muerto cuando en Italia tuvo un accidente de tránsito y su brazo quedó destrozado, pero por suerte su fe lo ayudó a creer. Algo que le sucedió cuando su cuerpo estaba estático entre los restos del BMW que volaban por el aire. Los tres podios en seis fechas en este 2008 lo elevan a una alegría suprema. Su vida está señalada por los milagros y el esfuerzo de seguir. También de no ceder en la lucha. Pero algo es más que claro: el nombre que lo acompaña en su casco, lo acompaña en su vida como un fiel peregrino…


Gran Premio de Canadá 2007 - "El día que Kubica nació de nuevo"


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