Y Boca festeja. Y los hinchas de Tigre, celebran. Porque uno quedó sin chances. San Lorenzo, afuera. Justo el que había vencido en el primer juego de este torneo que juntó a los tres mejores del Apertura. Al menos en la estadística final. Como todo partido decisivo, una final con todas las letras fue lo que se vio en el Juan D. Perón. Aunque los futbolistas no mostraron grandes destellos técnicos (cosa sabida en esta clase de enfrentamientos), no faltaron las emociones y los sentimientos eufóricos. Es más, por el lado de los de Russo, sobraron. Así, como fue todo el torneo, este triangular te deja de la cabeza.
Hubo una jugada desafortunada, que también dejó un choque de cabezas durísimo. Tremendo golpe entre Fortín y Silvera, que no sólo provocó un susto generalizado en todo el estadio, sino que le agregó una cuota confusa al destino del juego. Y cuando todo se hacía trabado y más trabado, un cabezazo puso el primer gritó franco en la tarde del sábado. Riquelme en la ejecución y Viatri en la definición (con roce en Barrientos incluido) puso el 1-0 para el Xeneize.
La segunda parte tuvo de todo. Y para todos. Boca salió con la peligrosa intención de aguantar en el complemento. Al cabo, un eventual empate no lo descolocaba tanto. Por esto y sin los pies mágicos del 10 que estuvo ausente de juego en casi todo el cotejo, se refugió cada vez cerca de Javier García. Con el paraguayo Cáceres en gran nivel y un Roncaglia que tomó la posta dejada por otro juvenil como Forlín, el equipo de la Ribera aguantaba sin despeinarse. Hasta que a los 17 minutos pasó algo increíble. Algo inesperado. Derechazo rabioso de Solari (lo mejor de CASLA) que el arquero de Boca no pudo retener y la historia marcaba otro rumbo: empate parcial y se venía el Ciclón. Pero en el medio de todo esto, Ischia tomó una desición clave. Adentro Palacio. Mientras tanto, Baldassi, que sacaba amarillas por doquier, amonestó a Vargas y a Riquelme. Ya no podrían estar en el partido contra Tigre. Pero el juego no había terminado.
Cuando todos pensaban que Boca estaba herido, una obra de arte del contragolpe metió un cimbronazo gigante en Racing. Luego de su error, García hizo volar la pelota hacia el sector izquierdo del campo azulgrana. Con una sutileza única, Dátolo bajó el balón y cambió de frente para Román, que como un bailarín acarició con su suela para dejar mano a mano a Palacio con Orión. El 14 definió con precioso zurdazo al fondo de la red. ¿Y la defensa? Un culto al ausentismo. A partir de ahí, la danza de tarjetas amarillas y dos rojas (una para el defensor Aguirre y otra para un ciclotímico Bergessio) fue lo destacado de un partido que selló su resultado con un tiro desde afuera del área del Pochi Chávez. Tres a uno. Boca casi campeón. San Lorenzo, de vacaciones.
Cuando el partido contra Tigre había terminado, el mundo futbolero veía al equipo de Russo como candidato, claro está. Y era un análisis normal. Cuando los abrazos entre los jugadores del Xeneize abundaban en el verde césped, todos vaticinaban a un equipo ganador. ¿Y al Matador de Victoria? No se olviden, que en tiempos de regalos y cartitas a Papa Noel, los sueños pueden hacerse realidad…
El hombre del Juego: RODRIGO PALACIO
9 partidos y 5 goles. Esa es la estadística que tiene la Joya en este duro semestre. La tan famosa pubalgia no lo dejó participar en casi todo el Apertura, pero en las finales siempre aparece. El 14 metió el gol que puso a Boca arriba 13 minutos después que ingresó en lugar de Figueroa. El destino suele ser cómplice de jugadores como Palacio. Porque los acaricia en momentos importantes. El sábado se reforzó esa teoría.
¿Qué puede pasar mañana a las 20.30?: BOCA VS. TIGRE
Para el último partido oficial de este 2008, hay varias cuestiones favorables a Boca: si gana, empata o pierde por un gol, será campeón luego de cuatro torneos sin vueltas olímpicas. Para que el equipo de Victoria obtenga el primer título de su historia deberá ganar por dos o más goles.
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