sábado, diciembre 06, 2008

Histórico Luna Park: MANO CAMBIADA


La velada había comenzado bien temprano. El público precavido, olfateo que las butacas del mítico estadio que tiene la Argentina, iban a explotar pasadas las 11 de la noche. Para uno, que nunca antes había pisado el suelo en noche de boxeo, todo era mágico. Un color especial tenía el Luna Park. Lugar que supo cobijar entre sus entrañas la visita de los más famosos artistas que dieron vueltas por el mundo y peleas que quedar marcadas en el recuerdo, tenía una noche más para hacer historia. Porque el recinto de Corrientes y Bouchard tiene vida propia. Sus cimientos parecen cobrar vida cuando las luces se encienden y el ruido de los aplausos califican el momento. Esta vez, con la fuerza del mal nombrado sexo débil, explotó la noche del jueves 4 de diciembre de este 2008 que se muere.

Tomen nota los memoriosos. Lávense la cara los aturdidos por tan enorme actuación. Es que el deporte de los puños en su faceta femenina tuvo y mereció el día que pasó. “Una de mis cuestiones pendientes en mi vida deportiva es tener una velada 100% femenina”, declaró La Tigresa de Caseros. “Que las chicas que piensan empezar a boxear miren esto, como 10.000 personas llegaron para ver esta pelea”, se pronunció La Locomotora cordobesa. Claro que sí. Porque la magnitud de lo visto en el Luna será evaluado, tal vez, cuando el país multiplique sus pugilistas mujeres. Pero, ¿por qué no ahora?

La noche con perfume de mujer empezó con la victoria de Yésica Boop ante la venezolana Ana Fernández en desición unánime. El combate sedujo a todos porque fue movido de manos y porque ninguna se quedó con nada. Dejaron todo, sobre todo un mano a mano que la gente aplaudió. Pero fue La Tuti festejó el título interino minimosca AMB. Que presentación para lo que se venía. Señoras y señores, el duelo esperado por todo el mundo del boxeo argentino. Ya había quedado atrás la proposición de Esteban Livera, gerente del Luna Park, hace poco menos de tres meses. La cuenta regresiva llegaba a su fin: Marcela “La Tigresa” Acuña vs. Alejandra “La Locomotora” Oliveras salían en busca de su destino.

La rubia y fortachona jujeña salió de los vestuarios con todo su equipo y la música del Potro Rodrigo de fondo. La morocha y armónica formoseña dejó la zona interior acompañada de su alma gemela y entrenador, Ramón Chaparro, y con un show de bailarinas que danzaban al compás de Jennifer López. Vieron, hasta en la música se diferenciaron antes de subir al cuadrilátero. Y después de las presentaciones de rutina, era momento de la acción. ¿El show estaría acorde de tanta promoción previa? ¿Sería un duelo que quedaría en la historia de nuestro boxeo? En verdad lo fue.


Oliveras se fue con todo en búsqueda de Acuña. Como su apodo la respalda, fue por todo en los primeros asaltos. Y los dominó. Manejó el centro del ring y el combate en los primeros ocho minutos. ¿Y La Tigresa? Fría y mientras analizaba a su oponente, tiraba un par de piñas para medir a la de pantalones negro. Pero cuando la campana sonó para dar inició al quinto round, la campeona de la Asociación encontró el mentón de la monarca del Consejo. El estadio se puso de pie. ¿Era el desenlace? Pareció que sí. Sentida anímicamente, Oliveras no creía que había besado la lona. Y a partir de ahí, otro combate nació. Marcela dominó la situación, mientras que Alejandra cerró los ojos y empezó a tirar toda la polenta que tenía. La temperatura en el termómetro de la emoción bajó, hasta que en los últimos dos asaltos se la vio mejor a la que fue visitante en la noche del Luna Park. ¿Entonces? Era tiempo que las tarjetas hablasen…

El venezolano Jesús Cova anotó un exagerado 98-91, el panameño Gustavo Padilla mostró un demasiado parejo 95-94, y por último, la del mexicano Miguel Acuña se asemejó a la de La Licuadora: 97-93. Sus caras lo mostraban todo. Una sabía que un cinturón más iba para casa. La otra, incrédula, veía como esa mano certera le cambió el destino. La campeona super gallo de la AMB-CMB fue vivada por la gente que llenó el estadio de los sueños con un largo “Tigresa…Tigresa…Tigresa….”. La que cayó derrotada agradecía los aplausos mientras ya pensaba en la hora de la revancha.

Amantes del deporte en general. Detractores del pugilismo en particular, esa noche húmeda de comienzos de Diciembre marcó un hito en el recuerdo de todos. Dos chicas, boxeadoras ellas, rompieron todos los pronósticos y le cerraron la boca a mas de uno. Ganó el boxeo. Ganó el deporte. Ganamos todos…


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