viernes, diciembre 05, 2008

Copa Davis: BARCO A LA DERIVA, SE BUSCA CAPITÁN

La salida de Alberto Mancini como capitán del equipo argentino de Copa Davis, si bien fue entendible después de cuatro años de trabajo, generó un vacío de candidatos claros para sucederlo.

Hoy se habla de un binomio conformado por Martín Jaite y Hernán Gumy pero nada está definido. Además surgen nombres con peso como los de Guillermo Vilas y José Luis Clerc. Desde la Asociación Argentina de Tenis están tomándose el tiempo necesario para definir quien acompañará al equipo cuando, por la primera rueda de la edición 2009 del torneo, se enfrenten como local a Holanda.

La situación se torna aún más delicada debido a la situación tensa que viven algunos de los jugadores, lo que pone al futuro entrenador en un desafío aún más intenso. Ante este marco, el capitán debe ser una personalidad fuerte e imparcial. Que sepa coordinar al grupo y ser objetivo en las decisiones que se tomen. Si se cae en un líder sin estas características se estaría otorgando espacios a líderes dentro de la cancha que encolumnen sus preferencias hacia una dirección determinada.

Justamente hay que evitar que haya una figura y jugadores funcionales que acompañan porque sino cuando la figura falla, dentro o fuera de la zona de juego, el conjunto pierde fuerzas. Es verdad que con grandes individualidades se puede tener buenos rendimientos en la Copa Davis o incluso ganarla. Pero esos rendimientos se potencian cuando hay signos de aliento fuera de la cancha. Cuando el todo está convencido del mismo objetivo. Cuando el que está adentro siente la fortaleza que le transmite el que está fuera. Esto potencia el espíritu del grupo a pesar de que el tenis sea un deporte individual.

La Argentina necesita hoy un capitán con mayor peso que cualquiera de los jugadores. Un capitán que tenga una voz que calle al resto. Un capitán que ante su presencia “iguale” las figuras de los jugadores y conduzca al equipo sobre rieles más armónicos. Para que se genere un clima más altruista, con normas de conducta definidas y donde todos estén englobados en objetivos grupales por sobre los individuales.

No son muchos los nombres que encuadran en estas características. Vilas o Clerc aparecen como casi exclusivos. Sin embargo, la diferencia generacional con los jugadores y algunas otras diferencias de pensamiento podrían alejarlos del gusto de los protagonistas. El destino de este barco está en manos de los dirigentes que, como se dijo, se están tomando su tiempo para decidir. Hay que ser cautos en la elección porque se puede correr riesgo de hundimiento.


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