Aplausos. Flashes y entrevistas por doquier. El teléfono no para de sonar y él lo atiende sin problemas. Aunque está cansado del golpe mediático, sabe que ser un deportista en la Argentina no es fácil. Y menos si la disciplina en donde se destaca, y mucho por cierto, es el remo. Ha atravesado diferentes situaciones que si el deporte fuera otro, la tapa de los suplementos deportivos hubiesen sido su cara. Y cuando les digo que pasó por todo, es así: diploma olímpico en Atenas 2004 con un 4º puesto para el recuerdo y por ejemplo, el mundo dado vuelta cuando en 2007, la Asociación Argentina de Remo no lo anotó en un hotel en Linz (Austria) previo a una edición de la Copa del Mundo y tuvo que dormir dentro de un coche. Aunque usted no lo crea.
Tipo que conoce como pocos el manejo de nuestro deporte y que por su esfuerzo y grandes conquistas a niveles sudamericanos y panamericanos, fue de los primeros que el Estado puso su cuota de apoyo mediante las becas fuertes. Y también, uno de los que más empresas privadas se le acercaban cuando la hora de la verdad se acercaba, algo tan claro como el agua. Pero algo estalló despues del 10 de Agosto del año pasado. Con Beijing como gran escenario, Santiago Fernández, tal vez, tuvo el momento más amargo de su carrera deportiva. “El sueño terminó antes de lo esperado” decían algunos medios, mientras que otros eran más terminantes: “El Pollo está destrozado…” Duras palabras para un desenlace inesperado por todos.
Paso el tiempo y fue momento de desiciones. Aprovechar de la familia y profundizar el estudio de su carrera en la Facultad de Agronomía en la UBA fueron la clave para volver a ser. Se lo noto dolido todavía a Santiago. No es el mismo que se sentó antes de los Juegos Olímpicos en los estudios de Radio Palermo. Algo cambió, sin dudas. Pero volvió y habló después de mucho tiempo. Y en el Reproductor podés escuchar al Pollo con su nueva vida. ¿Lejos del agua? Un poco. En busca de nuevos aires y que el amor por el arte de remar crezca en su interior. Y va en búsqueda de eso…
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