Beso el suelo de su provincia. El piso de un estadio de básquet, con todo lo que eso significa. Acarició con sus labios y también con el corazón su tierra. En la que jugó poco tiempo en el club Sport. Un verdadero trotamundo que voló por varios lugares del continente europeo. Pero que siempre sintió adherida a su piel la camiseta nacional. Por la que dejó tiempo con su familia, comer asados con amigos y vaya a saber uno que cosas más. Pero que nunca renegó de ellos. Es más, lo disfrutó al 100%. Sencillamente porque es una forma de vivir y de sentir la celeste y blanca. Y también el deporte que tanto ama.
Hugo Ariel Sconochini, nacido en 1971 en su querido Cañada de Gómez en Santa Fe y tuvo una carrera deportiva espectacular. Un tal Najnudel, el padre de nuestra LNB, lo encontró con esos ojos especiales que tenía el gran León. Con sólo 15 años pegó el salto hacía Italia, país que lo cobijó e hizo de la bota su segundo hogar. Un lugar donde será reconocido por siempre como un gran luchador en la cancha y un líder. Dentro y fuera del suelo de madera. Muchos dicen que en la Kinder Bologna, donde también supo brillar Ginóbili, se vio lo mejor de este Nº 10. También un año en el Tau donde ganó casi todo fue pieza clave. Pero su participación en la celeste y blanca ha sido lo que por siempre recordará. Sin dudas.
La camiseta se la calzó por primera vez en la categoría cadetes en el ´88. Y su debút fue de oro. Campeones en el Sudamericano de ese año. Lo demás, es historia. Y una bien pero bien grande. Capitán de la Generación Dorada del básquet argentino y para muchos del mejor equipo en la historia del deporte nacional, cerró su estadística en la selección con 6 minutos en la cancha y un triple (1-2, o sea un 50% de efectividad)
Pero si querés saber que sintió Hugo cuando el DT Hernández lo mandó a la cancha y muchas sensaciones más a lo largo de tantos años. Como lo disfrutamos verlo jugar, disfrutalo en el Reproductor y un mano a mano imperdible. La Argentinidad al palo…
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