No tengan miedo. Todo lo contrario. Ayer hubo olor a eso que desde hace un buen tiempo acompaña a la selección nuestra. Y no es producto que las camisetas post partido no pasan por la lavandería. Es eso que por los poros de su cuerpo, por las expresiones de sus caras, confirman la regla de oro de esta generación. La historia se hizo presente en el Coliseo Roberto Clemente. Ese hedor que acompaña a este equipo desde hace más o menos unos ocho años. Y República Dominicana lo sintió. Fueron los primeros en este Premundial que sintieron ese rigor extremo en defensa y la mentalidad vencedora que los llevó a la cima del básquet mundial. ¿Argentina consiguió la plaza directa para Turquía? No, pero sumo muchos puntos para sacar los pasajes.
Antes de meternos en lo que fue hasta ahora el mejor partido del torneo, una rápido repaso por la paliza a Panamá. Como se dijo, el juego contra Brasil había demostrado que el equipo de Hernández estaba con vida pero sin puntería. El match contra los panameños era clave para sumar la primera victoria del torneo y si era posible, sumar buena diferencia. Y se logró. El 80-55 final sirvió para tomar aire y ver el avance en el juego de Prigioni. Más allá del trabajo de Scola (20 puntos), el base fue gran figura: 19, 8 rebotes y 8 asistencias. Además, Pelussi y Kammerichs terminaron con 10 pts. Con este panorama se llegaba al cierre de la primera fase. Vamos por esa historia…
Todo fue parejo, por dos razones: Si hablamos de los nuestros, el compromiso del equipo en su sacrificio durante todo el juego y la concentración para afrontar las situaciones, clave se notó claramente. Dominicana, que busca volver a ser participe de una Copa del Mundo después de 21 años, trabaja para lograr ese cometido. Y con el apoyo a partir de la dirigencia del deporte más el agregado de contar con tres jugadores como Francisco García (Sacramento), Charlie Villanueva (Detroit) y Alfred Horford (Atlanta) que elevaron considerablemente las esperazas de los caribeños, la mesa se sirvió y para disfrutarla.
Argentina, tuvo a su bandera en Luis Scola. Cuando los adjetivos para calificar lo que significa para este equipo el Nº 4 escasean, sólo hay que mostrar sus números: 30 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias para convertirse en la gran figura de este torneo. Si bien se excede en la jugada de pick and roll con su socio Prigioni, esto también se provoca porque los especialistas en el tiro externo siguen en deuda. Quinteros está en el fondo de un túnel del cual cuando parece escapar le tapan la salida y Leo Gutiérrez no está tan fino como siempre. Pero cuando la pelota quemó, las manos estuvieron más mágicas que nunca en Puerto Rico.
A poco más de 1 minuto para el final del tiempo regular y con el rival arriba por tres, Pelussi de frente al aro clavó un triplazo para el empate en 74. Antes de la chicharra, Luifa tuvo en sus manos la victoria pero se quedó corto tras pase de PP. Con el corazón caliente, Dominicana se quedaba con los rebotes ofensivos después de enormes defensas de Argentina. Un 81-76 para los de azul parecía sellar la historia. Pero esa palabra tiene copyright argentino. Con la conducción de Prigioni y la lucha de Scola se derivó en otro tiro de tres en la punta de la llave: ¡Swish! hizo la red con el tiro de Leo G, que cambió de líder al partido. Cantero desde la línea (3 de 4) liquidó el pleito y desató el festejo del grupo de los 12 en la mitad de la cancha.
Imagen repetida en estos últimos tiempos, ¿no? Ahora si hemos visto a la mejor Argentina. A la que a lo mejor los porcentajes no acompañan o algunos jugadores no están pasando un buen momento, pero que trasmite ese olor a historia que asusta a todos.
FIBA Américas - Argentina 89 vs. Rep. Dominicana 87
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