martes, agosto 11, 2009

¿Fue Historia o No?: FANGIO, ÚNICO


El 5 de Agosto de 1957, en un circuito emblema de aquella F1, algo histórico sucedió… Y Fangio fue el gran protagonista.

El Chueco ya tenía 46 años y los especialistas decían que estaba viejo para correr a ese nivel. Venía de cuatro títulos y para muchos, el retiro estaba a la vuelta de la esquina.

En 1957 logró su quinta corona mundial al ganar una de sus carreras más memorables: el famoso Gran Prix alemán. Fangio amaba y respetaba el circuito de Nürburgring y tripulando un liviano Maserati 250F, luego de un problema en el reabastecimiento, tuvo que venir corriendo de atrás, reponerse a los 30 segundos perdidos por su equipo, realizar 15 records de vuelta para que, faltando un giro, logrará pasar a las dos Ferraris oficiales ante el asombro del público y de sus rivales por su virtuosismo y concentración.

Las 182 curvas del trazado fueron fatales para Maserati. La escudería del argentino utilizaba las cubiertas con compuesto más blando de Pirelli, y por eso tuvo que hacer una parada obligada para cambiarlas. Sus rivales, Ferrari y Vanwall, contaban con neumáticos más duros, por lo que no tuvieron que frenar. El argentino no bajó el ritmo y terminó primero con casi cuatro segundos de ventaja. Los 200 mil alemanes que estaban en el circuito, recibieron a Fangio de pie. Era el final de una carrera que quedó en la historia como la mejor de todos los tiempos. El Chueco se llevó su quinto diamante y después no pudo ganar más en la temporada. Stirling Moss se quedó con el triunfo en las últimas dos carreras de esa temporada (Pescara y Monza).

En 1958, el piloto argentino participó de los Grandes Premios de Argentina (que fue su última victoria) y en Francia se lo vio por última vez arriba de la Maserati.

Pero en esta primera edición de ¿Fue historia o no? en la página del deporte argentino, reviví las respuestas que nos dio JMF. Sí, una llamada celestial con la restricción de sólo tener la chance de hacerle tres preguntas, nos dejó con sabor a poco. Pero sus palabras, valen. Y mucho…

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