martes, septiembre 14, 2010

Parada Turquía - Cierre de lujo: RENDIRSE, JAMÁS


Este equipo nunca te deja mal parado. Este plantel siempre da el 110%, en cualquier batalla. Aunque reciba el golpe más duro desde que están juntos, este grupo que se ha visto reforzado o disminuido, según la ocasión, volvió a demostrar que está hecho del espíritu más puro que puede existir en el deporte de conjunto: la unión de uno y cada uno de sus integrantes. Una imagen que refleja la hidalguía ante la caída y el respeto ante la celebración. La Generación Dorada, que lo es y lo seguirá siendo, al menos por un tiempo más, será relevante para el futuro de esta disciplina y para el deporte argentino en su totalidad. Porque ya sea en un VHS o a través de un reproductor de DVD, verlos en la cancha, emociona.

Son un ejemplo constante. Para poner REW (atrasar) y FF (adelantar) la cinta de este nuevo capitulo, esta vez en Turquía. Claro, no alcanzaron lo que fueron a buscar. En su camino, se encontraron con una Lituania platónica que los sacó de la cancha y de la lucha por las medallas. Pero como siempre ha sucedido, este equipo se agiganta ante la adversidad. Se retroalimenta de una situación negativa, la convierte en anécdota para darle paso a una actuación gloriosa. Una más para su celebre historia. Porque ya es historia, y de la grande, este seleccionado. Con intérpretes que han cambiado a lo largo de los últimos 10 años, pero que, esté quien esté, han respetado una filosofía que vanaglorian en todo el planeta. Todos nos quieren ganar. Y eso, sin dudas, significa algo positivo.

Imagínense el vestuario, luego de la eliminación en el cruce por los cuartos de final. Algo impensando. La celebración contra los brasileños, en un juego que será recordado por los protagonistas y los que lo vimos por la TV, los dejó exhaustos, mental y físicamente. Un plantel de corta rotación, con un trío de poder fabuloso como el de Prigioni-Delfino y la súper estrella, Luis Scola. Pero él, luego, tendrá sus párrafos aparte. Con esta base, que acumuló gran cantidad de minutos, el resto del equipo puso lo que podía poner. Es que el nivel de experiencia y de protagonismo de los que son parte de la NBA o los mejores clubes en Europa, es notoria. Aún así, los hijos de la Liga Nacional, han aportado lo suyo. Sin ese roce, se destacaron por lo que esta selección siempre ha sido reconocida: un corazón invalorable.

Pudieron haberse quedado con esa caída dolorosa y sorpresiva frente a los lituanos. Total, ¿quién les hubiera dicho algo después de tantas alegrías y citas memorables? Pero su tesón, garra y profesionalismo, pudieron más. Se juraron dar todo en este mini torneo que significó Rusia y de ganar, enfrentarse al karma español. Otro clásico más, para terminar el Mundial con una sonrisa amplia. Y lo hicieron. Una vez más. Como lo habían hecho en Atenas ’04 vs. Yugoslavia con ese tiro para el recuerdo de Ginóbili que encaminó el sueño dorado, seis años despues, vencieron al campeón del mundo.

Pase lo que pase, este equipo tiene una forma de vivir y de sentir este deporte. En su ideal colectivo, el rendirse en una palabra que no está en el diccionario de esta generación de jugadores. Un cierre de lujo para la Argentina, en la última parada de Turquía 2010.

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