Campeonas del planeta hockey. Campeonas del mundo. Así de sencillo. Tan simples como estas jugadoras, las nuevas y las que ya son parte de esta leyenda que significa ser una Leona. Porque después de dos semanas a puro vértigo, en Rosario, se vivió aires de gloria eterna para este equipo. Un nuevo equipo. Porque ya han quedado, allá por el tiempo, los quites de Magdalena Aicega y los cortos de Ceci Rognoni. Las conquistas de Vanina Oneto y el liderazgo de la gran capitana, Karina Masotta. Con ellas y bajo la tutela de Sergio Vigil, por una situación extrema en lo deportivo y en su búsqueda de revertirlo, nacía en Sydney 2000, una marca que estará por siempre en cada jugadora que cumpla su sueño de serlo.
Hace poco más de nueve años, Cachito dejaba una frase que marcaba el pensamiento de ese técnico, él que encontró una forma de motivar, de movilizar a un grupo de mujeres y así, alcanzar el punto máximo en su mentalidad ganadora. El ex coach de la selección en 2001, a horas de ganar por primera vez el Champions Trophy en Holanda, dijo: “Argentina debe mandar en el hockey sobre césped en los próximos diez años. Tenemos que seguir trabajando, pero si mantenemos nuestra esencia, es decir, entrenamiento, humildad y convicción, lo tenemos que lograr”. Contundente, ¿no?
A pedido de Vigil, parece que su ideal se ha convertido en realidad. Luego de su paso, y el de Gabriel Minadeo como DT, la llegada de Carlos Retegui produjo un cambio necesario. Chapa, que sorpresivamente dejó al conjunto nacional de varones luego de llevarlos a un 3º puesto histórico en el Trofeo de Campeones ’08, propuso un recambio profundo y continuar con la política que había establecido el ex entrenador argentino. Buscar jugadores en diferentes puntos de la Argentina, excavar para sacar a futuras Leonas fue una de sus metas. Y lo consiguió. Porque la explosión leonina no sólo se provocó antes de cruzar la General Paz, sino que en todo el país, la venta de sticks y camisetas de la selección, se dieron en aumento.
A principios del 2009, el cuerpo técnico se propuso una cosa: conseguir el título en casa. Con Rosario como ciudad emblema, la mejor del mundo iba a estar a 10 cuadras de su residencia. Pero el grupo no se quedó con esto, agachó la cabeza y trabajó a destajo para crecer en lo técnico-táctico. EL PF Luis Barrionuevo, que acompaño al equipo en el comienzo de la etapa gloriosa, volvió para transformar a estas chicas en la versión siglo XXI de la Mujer Maravilla. Todo, meticulosamente cuidado por Retegui, tenía su proceso. Y así, sin ser el objetivo primario, llego el triunfo en Nottingham ante las holandesas en la final del CT. Una antesala de lo que vendría.
Invictas. Siete triunfos en siete partidos. Conquistaron 19 goles y sólo recibieron cuatro. Belén Succi, una de las figuras del equipo, fue la culpable de ese bajo score. Puntos altos de rendimiento, con un juego sólido y letales con Aymar en su mejor versión goleadora, sirvieron para que Las Leonas vuelvan a ser campeonas del mundo. Como lo había anticipado Cachito un buen tiempo antes, esta selección no fue algo pasajero. Todo lo contrario. Se transformaron en eternas.
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