Fue un lujo para todos. Los que estaban en casa mirándolo por la tele. Para los que estaban en el trabajo y a escondida se aprovecharon de la “Generación Youtube” para esquivar las miradas de sus superiores. Y ni hablar para los que están en La Feliz. David Nalbandian volvió a demostrar porque es el caudillo de esta Legión. Porque todo aquel que le haga frente, cae derrotado. Sea rival (de cualquier país) o compatriota. Y no hay nadie que se lo pueda discutir. Es el Jefe dentro y fuera de la cancha. El que tiene el oído abierto de parte de capitán Mancini para recibir cualquier sugerencia. Y porque no hasta una imposición. ¿Quién le puede quitar ese poder?...
Ferrer, seguro que no. Y el primer quiebre a favor del cordobés pareció inclinar 180º grados la balanza del juego. En el tercer game del 1º set confirmó su mejor momento sobre la carpeta azul del Polideportivo para robarle el saque al español. Revalido el quiebre en el cuarto, y aunque el Nº 1 de España iba tomando ritmo, no le dio respiro. Palo por palo, definió con un toque brillante en la red para el 4-2. ¿Y después? Doble falta de Ferrer para un nuevo quiebre, aunque recuperó el mismo al otro game. Pero el de Unquillo sacó lo mejor de su tenis para quedarse con el primer capítulo (6-3) y encaminar la historia para la Argentina. Y así lo hizo también en el 3º set con otro rotundo 6-3. Pero lo increíble fue como.
Si bien el historia entre ambos era desfavorable al Rey David (3-6), cumplió con la regla del primer día de Davis: calidad, aplomo y gran contundencia para matar psicológicamente a sus rivales. Mientras pasaban los puntos del 2º set y se cerraba el desarrollo con un 6-2 para el argentino, la cara adusta de Ferrer, lo decía todo. Su derecha sólida no fue suficiente para tapar lo que fue la clave del match: el juego en la red. Nalbandian buscaba la pelota corta para meterse y controlar la definición con una volea cuidada o con un toque. Su estadística ahí fue evidente: ganó 10 sobre 12 puntos disputados en la de cuadros. Y encima de todo, los puntos ganadores también fueron a favor de Davis, y por amplio margen: 54-33. Las estadísticas lo dicen todo.
Mientras el pobre de David casi sollozaba en la conferencia post partido, tildando que no pudo jugar peor en un juego de tal importancia, el otro David estaba sonriente. Algo poco visto en toda la semana marplatense.
Porque Nalbandian es así. Lo podes comprar o no. Eso sí, el tipo es garantía en la Davis. Es como tener el billete que te puede jugar en cualquier juego de lotería. A él no le importa nada. Sale o sale.
Enviado Especial - Mar del Plata
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