miércoles, noviembre 19, 2008

Copa Davis - Final 1981: EL DOBLES QUE CASI CAMBIA LA HISTORIA

A tan sólo tres días de disputar la segunda final en sólo dos años y la tercera en la historia del tenis argentino, La Licuadora Deportiva te invita a rememorar la primera oportunidad para la Legión Argentina: la final de 1981 que enfrentó a nuestro país con los Estados Unidos.

Dos grandes e inolvidables del deporte fueron los protagonistas de esa historia. Dos grandes enemigos que se unieron durante tres días con un objetivo en común que en nada difiere con el que tienen Luli Mancini y sus dirigidos: quedarse con la Ensaladera de Plata.

Hace 27 años el River Front Coliseum de Cincinnati, Estados Unidos, fue testigo de la derrota argentina. Pero antes de arribar a la famosa carpeta sintética de color celeste, Argentina había vencido a Alemania Occidental y a Rumania por 3 a 2 (las dos veces como visitante) y a Gran Bretaña por 5 a 0, en la semifinal en Buenos Aires.


Guillermo Vilas y José Luis Clerc llegaron a ese choque definitorio sabiendo lo difícil de la misión. Desde un principio, las perspectivas no eran buenas. Ese año se vivió a puro conflicto entre las dos estrellas de nuestro tenis: en esa temporada, Batata superaría por primera vez en la historia a Willy en el ranking mundial, ocupando el cuarto lugar por sobre el sexto de su compatriota.

No sólo debían superar la situación de ser visitantes, sino que debían serlo frente al mejor equipo del momento. El número uno del ranking, John McEnroe, que además jugaba en el mejor dobles del mundo con Peter Fleming y un segundo singlista, Roscoe Tanner, con un servicio imparable en canchas con superficies rápidas.

Un resultado mentiroso en los números dio fin a la ilusión argentina. Con McEnroe superlativo, ganando los tres puntos necesarios para la consagración estadounidense. Sin embargo, los argentinos no se amedrentaron ante la desventaja. Batata en el segundo punto del viernes despachó a Tanner por 7-5, 6-3 y 8-6. Previo, claro, Vilas no había podido con McEnroe: fue derrota por 6-3, 6-2 y 6-2.

El partido del sábado fue memorable, tanto que Vilas reconoció más tarde que "jugué uno de los mejores dobles de mi vida. Tal vez el mejor". Fue para los locales por 6-3, 4-6, 6-4, 4-6 y 11-9 luego de cinco horas dramáticas de juego. Once mil espectadores se quedaron mudos cuando en el último set la dupla argentina quebró a Fleming y se puso 7-6 con el saque de Vilas. Pero dos devoluciones del gigante rubio y tres llegadas de McEnroe a la red frenaron la hazaña.

El golpe final se lo dio un McEnroe inspiradísimo a Clerc por 7-5, 5-7, 6-3, 3-6 y 6-3 el domingo, para desarmar las ilusiones celestes y blancas. Si hasta el partido entre Tanner y Vilas fue dado por terminado allí por los capitanes Arthur Ashe y Carlos Junquet.

Se podrá decir que de un lado de la red hubo un equipo y que del otro hubo una suma de dos individualidades; que las diferencias entre ellos eran tan graves que se filtraron en la final e influyeron en el resultado. Sin embargo, ese esperado, aunque forzoso abrazo llegó por iniciativa del coach. En el punto decisivo, el que marcó el fin de la ilusión argentina, esas contradicciones quedaron a un lado, con un único objetivo, el mismo que persiguen Mancini y compañía, hoy.

Nada mejor que revivir esos momentos como si hubiéramos estado allí. En el Reproductor de Entrevistas, la palabra de los protagonistas: José Luis Clerc y Carlos Junquet.

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