sábado, julio 31, 2010

Exclusivo – Paolo Quinteros: PORTADOR DE ORGULLO

Se siente cómodo, Paolo. Más de dos meses en casa, sirven de mucho. Cargar energías después de una larga temporada en el básquet español, es clave para empezar a transitar el camino. Un camino que tendrá como terminal a Turquía. A fines de Agosto, la selección volverá a representar a todos los argentinos. Sí, el equipo del país. Ese que desde 2002 ha provocado un cambio en la manera que informarnos. Todos, sean amantes o no de este deporte, se prenden a la TV para ver los partidos de la Generación Dorada. Y a uno de los que verán, será a él. Ese que porta, en el brazo derecho, el tatuaje de su máximo ídolo. ¿Les dice algo el Nº 23?

Paolo Quinteros, le puso la firma del más grande competidor que tuvo el básquet en toda su historia. La de él, en esta selección, comenzó en la preparación para el Mundial de Japón, en 2006. Hace ya cuatro años, llegó para quedarse en este grupo. Amigos entre ellos, que no pierdan contacto nunca. Y como no podía ser de otra manera, fue acogido con el respeto de los grandes. Claro, venían de ser, ni más ni menos, campeones olímpicos en Atenas. Así, su sueño celeste y blanco, tenía su primer capítulo.

Con poca participación en la cita asiática, Paolo se convertiría vital un año después. En aquel Preolímpico en Las Vegas, sus tiros serían fundamentales en todo el torneo. Claramente, se metió en el podio de las figuras del equipo de Sergio Hernández, detrás de Scola y Delfino. Triples importantes para avanzar hasta la final, dejando fuera de Beijing al archienemigo Brasil. Definitivamente, luego de sus jugadas, ya era uno más.

Con un rol determinante en este seleccionado, Quinteros analizó la previa del Mundial con La Licuadora Deportiva. Sentado en su casa en Colón, Entre Ríos, nos contó sobre su campaña en España y la rivalidad que existe con los ibéricos. Pero lo más importante, sin dudas, fueron sus palabras sobre el significado de ser parte integral de este plantel de ganadores. Juntos, una vez más, irán por algo a lo que nos mal acostumbraron: estar entre los mejores. ¿Dije mejores? Ahí aparece el nombre de Paolo. Un portador de la Generación Dorada… Y lo dice con orgullo, en el REPRODUCTOR.

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