martes, julio 06, 2010

Sudáfrica 2010 vs. Alemania: VISIÓN NUBLADA


La decepción ya pasó. Pasaron más de 72 hs de la eliminación argentina en Ciudad del Cabo. Otra vez, los cuartos de final fueron el punto de llegada para Argentina en esta excursión en África. Como había sucedido hace cuatro años, pero con un final diferente. La historia presente dejó atrás el penal que Lehmann le contuvo a Cambiasso para darle paso a una goleada que será recordada como algo más que un 4-0 en las páginas de Sudáfrica 2010. Fue una cachetada desde el análisis previo. Fue una siesta en el desarrollo del juego. Alemania goleó a la Argentina.

Pero no lo hizo por el peso de sus individualidades. Lo llevó adelante por, primero, la visión de cómo disputarle el partido al equipo de Maradona. Ya en cancha, los actores alemanes repartieron una clase de cómo actuar con el libreto conocido. Joachin Löw propuso un plan claro. Como lo habíamos anticipado en lo previo, este torneo ha sido de revelaciones para la selección alemana: la consagración de Mueller y la aparición de Özil, están en boca de todos por su juego polifuncional y su enorme movilidad. Pero ellos no eran lo relevante en el sistema táctico (4-2-3-1) del conjunto europeo. En los primeros cuatro partido, sin dudas, la clave habían sido ese par de volante que se reparten la tarea de contención y pase inicial para los medios ofensivos. Schweinsteiger (la figura de la serie) y Khedira, marcaron el ritmo. Es claro que el gol a los 3m, cambió la cara del seleccionado. Por primera vez en la Copa del Mundo, el equipo estaba abajo en el marcador. Una incógnita sería ver la reacción de los futbolistas ante esto, sobre todo ante un rival de mayor potencia, totalmente distinto a los cuatro anteriores.


Con ese condimento agregado, Alemania empezó a desplegar su fútbol. En ataque, Löw tuvo un mensaje claro: le apuntó al uno vs. uno de Podolski contra Otamendi. De ese sector izquierdo, vino el centro previo a la conquista de Mueller (lo padeció Heinze). Pero el técnico teutón tuvo, además, un gran beneficio en el planteo de Maradona. Diego apostó por el poder de fuego de sus atacantes, con el que Argentina había llegado al partido por los cuartos de final como el más goleador del torneo con 10 tantos. Pero eso no bastó. La mitad de la cancha quedó desprotegida. La jugada de ajedrez de poner a Mueller sobre Di María y Podolski ante Maxi, ahogó al equipo argentino. Messi se vio inmerso entre los volantes defensivos y perdió peso donde sus piernas más valen. Con el circuito cortado y sin un salvavidas para Leo, Higuaín y Tevez tenían que luchar ante los centrales, Friedrich y Mertesacker, sumado a la ayuda de Boateng. En pocas palabras, Argentina no tenía rumbo.

Con este panorama, Schweinsteiger se adueño de la pelota y empezó a conducir la victoria alemana. Con inteligencia, marcó el ritmo en la mitad de la cancha y abasteció a los volantes, que ocuparon todo el ancho del campo. Es por esto que, viendo los cambios que había hecho Maradona partido a partido, fue extraño verlo repetir la formación que le ganó a México. En el Soccer City, Argentina había mostrado el rendimiento más bajo del torneo. Y, ante un rival que iba a expresar otras ideas y con otros intérpretes, no se modificó el planteo.

Si antes de comenzar el partido, un jugador de las características de Verón o Pastore, le hubiesen dado al equipo mayor tenencia y asociación directa con Messi, en los primeros 15m de la segunda etapa, la selección lo pedía a gritos. Se tardó en el cambio. Y Alemania, nos hizo pagar caro la tardanza. Se diluyó el envión argentino y en una contra, Podolski tuvo tiempo de pensar el centro varios segundos para dejar sólo a Klose, que nada más tuvo que empujar al fondo de la red el segundo gol. Partido terminado. Esa fue la sensación que mostraban la caras de los jugadores. Como que se dieron cuenta que no podían darlo vuelta. De ahí en más, poco entra en el análisis. Dos conquistas más sirvieron para decorar un resultado abultado. Para darle un golpe mucho más duro a Maradona y todo el plantel.


Argentina sufrió el partido. Porque lo desbordaron por los laterales. Porque la visión del cuerpo técnico de la selección, falló en el planteo. En la previa y en el desarrollo. Al menos desde aquí, se sintió como si ese cachetazo de Mueller, el gol más veloz del campeonato y el que más rápido le hicieron en la historia de los mundiales a nuestro país, hubiese sido esa mano de Muhammad Ali que mencionó Maradona después de la derrota. KO técnico para la Argentina. Su rival lo noqueó con cuatro manos certeras, pero lo venció con la estrategia previa al duelo. Y lo dejó como antes de empezar, con la visión nublada. Esa que nunca pudo cambiar.

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