Como si nada hubiese pasado. Como si en el verano, en vez de viajar a Austria para entrenarse pensando en la F1, lo hubiese pasado en la ciudad más top de toda la costa uruguaya. Como este último fin de semana, donde fue aplaudido por todos. Sí, como en el teatro. Porque demostró que está igual, o tal vez mejor que cuando se fue de pista en el autódromo de los hermanos Gálvez y le dijo adiós al título en el Turismo Carretera. Tiempo pasado...

¿Cuanto pasó desde aquel 20 de diciembre, no? Pechito estuvo y dejó de estarlo en la máxima categoría. Se ilusionó y lo desilusionaron. Se frustró junto a su papá José María y el resto de la familia, que lloró largas penas al ver que su hijo, hermano o sobrino, no estaría en Bahrein. Eso es tiempo pasado. Lo más importante que mostró en la primera fecha del 31º Campeonato del TC2000 es que está intacto. Tiene ese espíritu competitivo que lo hace distinto. Fuera de lo normal en el ambiente. En eso, es el Nº 1, como lo muestra su Honda bicampeón de la categoría. También lo fue en la apertura del 2010 en este callejero que a nadie le gusta, salvo algunas excepciones. Y López está dentro de esos extraños, obvio.
Sin probar el auto, se quedó con la clasificación. La número 20 en 38 disputadas, algo que confirma que es rápido. O al menos, con su forma de conducir, intenta serlo. Y casi siempre lo consigue. En carrera, si el auto de seguridad no tuviese que haber ingresado en varias oportunidades por diversos accidentes, llegó a sacar casi 10 segundo de ventaja. Una competencia que tuvo momentos de alta tensión.

Pero no fue el único roce que generó polémica. También se dieron Pernía y Spataro, más el toque entre Fontana (nueva figura de los Ford de Berta) y el uruguayo Cáceres, que provocó el despiste del Pato Silva (dejó luego de 10 años Honda para pasar a Renault) y Emanuel Moriatis (piloto oficial Fiat) Parece mentira, ya que mientras la mayoría se queja que estas pistas armadas en las calles son peligrosas y se deberían evitar, menos cuidado tienen. Pecado capital en este tipo de circuitos.

Único e irremplazable, Pechito ganó de punta a punta en Uruguay y marco su territorio. Por él, por su familia (sobre todo) y por todo un ambiente que se rasgó las vestiduras y escupió comentarios sin sentido, tal vez no dirigidos a López, pero si que no le fueron ajenos por formar parte del grupo que trabajó en su llegada frustrada a la F1. Feliz y contento, José María levantó la copa de ganador. La primera de muchas que vendrán. Porque está intacto. Tal vez, mejor que su versión 2009.
TC2000 x TV - La Final en Punta del Este
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