jueves, marzo 04, 2010

Copa Davis vs. Suecia: CORAZON DELATOR


Les aseguro que no tiene nada que ver esta columna con el cuento famoso de Edgar Allan Poe. A este deportista, gran deportista de los últimos 10 años que ha dado la Argentina, su corazón lo delata. Lo deja, claramente, al descubierto. Todavía recuerdo la conferencia de prensa en uno de los hoteles más importantes de Mar del Plata post catástrofe contra España en 2008. Esa final, que tanto dejó para el comentario (y no por lo tenístico), fue el puñal más grande de su carrera. Una derrota dolorosa en todo sentido. Él, siempre que puede, lo resalta: “No se si tendremos otra chance tan clara, de local y sin el mejor jugador del equipo rival para ganar la Copa Davis”. Y si uno lo analiza, le da la razón a Nalbandian.

Pasó el 2009 y su lesión en la espalda que lo sacó del circuito y también de la serie contra República Checa. Chau otra edición. No viajó a Europa para ver la tremenda serie de Del Potro. Argentina perdió el dobles y Mónaco no pude en el 5º punto de la serie. Otra desilusión pero esta vez, a la distancia.

El Rey David sabe que no tiene mucha cuerda. Por eso, como lo había hecho antes de comenzar la pasada temporada, declaró que sus objetivos siguen firmes: ganar un Grand Slam y levantar ese trofeo enorme. La Davis es su gran anhelo. ¿Por qué? Sencillamente porque Nalbandian es tan argentino como el mate y el dulce de leche. No me olvido del asado, tranquilos. Siente la camiseta celeste y blanca como pocos en la historia del tenis. Cuidado, Vilas y Clerc fueron conquistadores de una estirpe maravillosa en la década del ’80, pero lo del cordobés tiene un valor agregado. Después de un profundo bache, él encabezó la llamada Legión del tenis argentino. Líder del vestuario, festejó muchas veces en el Parque Roca y también en Australia, con dedicatoria incluida a un tal Leyton, por recordar esa serie inolvidable.

David, lesionado, ya está en Estocolmo. Ya entrenó en la cancha que le ganó la final del abierto de esa ciudad a Soderling en 2008. Le pidió disculpan a Fede Delbonis por “dejarlo afuera” y peloteó con sus compañeros Mayer, Zeballos y Schwank. Tuvo tiempo de hacer casi todo. Todo por la camiseta, como a él le gusta. Este es otro Nalbandian. Más sentimental después de haber tenido la copa frente a sus ojos y ver como los españoles festejaban en rodeo ajeno. Ahí esta, preparado para buscar otra victoria nacional.


Escuchálo después de su 1º Entrenamiento en Suecia

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