Puede llegar a tocar el cielo con sus puños. Sólo él sabe lo que puede dar. Los demás, sientes sus bombas como tal vez, nunca antes sintieron el rigor de los golpes de su profesión. Tiene una fortaleza y convicción que le han permitido llegar hasta donde llegó. En la ciudad de las luces y el juego, dejó el sello de lo que es, un noqueador de ley. De esos que no abundan en estos tiempos, de esos que nos hacen cerrar los ojos y recordar imágenes en blanco y negro. Tiene estirpe de estrella. Tiene puños de acero. Sólo tiene una cosa en su cabeza: ganar y ganar. Ese es el Chino Maidana. El diamante que tiene nuestro boxeo nacional.
Fue la primera vez en su carrera deportiva, que el oriundo de Margarita, Santa Fe, iba a subirse al ring en un lugar de tanta estridencia. Las Vegas, ciudad repleta de brillo, luces y quien sabe uno que historias de película, es el lugar del azar por excelencia en todo el planeta. Pero si hay algo que Marcos no tiene en su forma de boxear es dejar que su rival tome el protagonismo del combate. Va al frente. Va por todo y con todo. Porque es su forma de pelear. Es 100% noqueador, y sus números los respaldan (28 victorias, 27 por KO) Era la hora y el lugar señalado para que el mundo del pugilismo viera con ojos serios a Maidana. Y por supuesto, no defraudó.
El Hotel-Casino Hard Rock vio un mano a mano espectacular. De esos que te mantienen agarrado de la silla, inmóvil. El Chino defendió su corona mundial interina welter junior la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) ante Víctor Cayo. Raro el retador, que llegaba invicto a este combate. Su movilidad complicó en los primeros dos asaltos al santafesino, que lanzaba golpes pero con poca efectividad. Al tiempo que el dominicano le hacía frente sin proteger su mentón, desde el rincón del argentino, con su coach Miguel Díaz a la cabeza, buscaban que su pupilo dieron el zarpazo. Y esa derecha llegó cuando la campana estaba por decretar el cierre del 2º round. Besó la lona Cayó. Cambió el rumbo de la pelea.
Explosión y espectacularidad, lo que escupen por los ojos los americanos cada vez que se sientan en el ringside. Y Maidana, como tren bala en cada pelea, les hizo agua la boca. Tuvieron que esperar hasta el 1m38s del sexto asalto, cuando un tremendo gancho de derecha al plexo solar de Cayó lo dejó tirado en la lona varios minutos después que el famoso árbitro Joe Cortéz decretara el final del match. Gran festejo en el rincón argentino.
Ahora, sólo quedará confirmar quien será el próximo rival del Chino. Sus promotores de Golden Boy, presididos por Oscar de la Hoya y Universum, de capitales y empresarios alemanes, junto con su representante (Mario Margossian) tendrán la dura tarea de conseguirle una nueva pelea a mitad de año. Él, se sabe, no tiene problemas de enfrentar a quien le pongan enfrente.
Una noche de sábado con victoria argentina (también triunfó en su debút internacional el ex pugilista de la selección argentina, Diego Chávez) y para el disfrute de todo el show business. Todo lo que rodea a estas grandes citas, no le cambia su vida, ni su forma de ser. Tipo callado, cauteloso y que vive por su sueño: ser un grande en la historia de este deporte. Lo mejor, es que lo tiene todo para seguir triunfando. El camino grande ya lo empezó a transitar. Con esa estirpe de estrella que deleita a todos.
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