lunes, marzo 08, 2010

El triunfo de la Copa Davis: EL SECRETO DE SUS OJOS


Sentado en el banco. Ahí estaba Leo Mayer. Con ese llanto desde lo profundo de su ser. Un llanto con espíritu amateur, el que todavía tiene adentro él, Zeballos y Schwank. El otro, el que sorprendió a todos con su viaje relámpago a Suecia, tiene algo detrás de esos ojos. Tal vez, unos pensarán que esa mirada es asesina. Que se transforma cuando pisa una cancha de tenis. Los admiradores de Rocky (me incluyo) y sus maravillosas peleas contra Apollo, dirán que tiene ese ojo de Tigre. Lo concreto es lo que vimos en ese 5º punto que decidió la serie a favor de la Argentina. Preciso es decir que David Nalbandian se vistió de héroe. Como en la película que Balboa se toma revancha del ruso que mató a su amigo Creed. Una historia cinematográfica.

Ya había demostrado ser clave desde su llegada. Estos chicos, que crecieron viendo al cordobés ganar en todas partes del mundo por el circuito y con la camiseta de la selección, se motivaron solos con verlo bajar del avión. Nadie, pero nadie daba nada por este equipo disminuido por las lesiones. Hasta el capitán, por la renuncia obligada de Mónaco, eligió llamar a un chico de 19 años y no tal vez a un jugador con experiencia. Estaba entregado Tito Vázquez. Otra vez no podía disfrutar del equipo completo. En Julio del año pasado en Ostrava, el tandilense había sido un monstruo. No alcanzó. Un rival más fuerte nos superó. Pero ahora, todo pareció ser diferente. El ambiente se volvió favorable.

Mayer era historia. Soderling no tuvo un gran fin de semana pero le bastó para poner la serie 2-2 con el 7-5, 7-6 (7-5) y 7-5. Mientras Nalbandian peloteaba con Schwank, una molestia se hizo presenta. El unquillense decidió ir el todo por el todo. Al agua pato. Le dijo a su kinesiólogo Diego Rodríguez que hablara con Vázquez y Caio Rivera. El capitán lo quería en el cemento. David quería jugar el punto que iba a resolver la serie. Se había quedado con las ganas en la final contra España en Mar del Plata, en esos días previos que fueron tan tumultuosos y que hicieron perder la Ensaladera fuera de la cancha. Esta vez, la historia fue distinta.

Sobre el cemento del Kungliga Tennishallen, el Rey dio cátedra. Una vez más. No tuvo enfrente al apático Johansson. Sus palabras fueron claras para el DT Enqvist: “No me gusta jugar contra Nalbandian” El capitán sueco mando a la cancha a Vincinguerra, un zurdo incansable, que le pega fuerte a la pelota y las corre todas. Que mejor para poner a prueba la endeble condición física del de Unquillo. Pero esa frase que dice… “El diablo sabe más por viejo que por diablo” encajó perfecto en el desarrollo del partido.


Empezó a paso cansino. Sin esforzarse. Quería probar como estaba su cuerpo. Su rival se adelantó 3-4 en el 1º set, pero con su derecha furiosa, quebró el saque del sueco en el 11 game (6-5) para cerrar un primer parcial a su favor que fue de enorme ayuda. El 2º pasó rápido: otro quiebre para ponerse 5-3 y terminar el set con su saque. Vinciguerra resurgió. Perdido por perdido, empezó a arriesgar mucho y acertó. Nalbandian sacó 5-6 y levantó 3 set points en contra; en el cuarto, el europeo le devolvió todo hasta quedarse con el set. ¿Y ahora? David sabía que no podía extender el partido mucho más. Era el momento de pegar y cuidar la casa propia.

Así lo hizo. Quebró para adelantarse 2-1 y no mirar atrás. Lo cerró 6-4 para el delirio de todo el equipo argentino, que se lanzó a su caza ni bien metió el último punto. Silencio en el estadio. Salvo de los ruidosos argentinos, obvio.

Hay dos cosas claras: Tito Vázquez planificó una estrategia sólida, apostando a ganar el single Nº 2 (sin Soderling) y el dobles. Reservó a Zeballos para el dobles (punto altísimo del equipo) y se la jugó por Mayer, que venía de jugar la gira por USA. Esto más la llegada del cordobés, terminó de cerrar un 10 para el veterano capitán. Ahora, espera poder contar con el team completo para el clásico frente a los rusos el 9,10 y 11 de Julio.

Nalbandian se recibió de Master en la Davis. Sin que se ofenda el más grande de la historia (Willy Vilas) y otro tremendo jugador de tenis (Batata Clerc) que fueron importantísimos en la década de los ’80, David es el mejor jugador en la historia de esta competición para nuestro país. Por ganas, por rendimiento y porque se dio cuenta que, como los años que le quedan de tenis no son muchos, tenía y tiene que apostar por la Copa. El sueño del Grand Slam estará en su cabeza, pero sabe que los argentinos lo amarán más si levanta la Ensaladera que si gana le gana la final de Wimbledon a Federer.

Sus ojos son característicos de ese guerrero que lucha por su propia causa. Por la que él quiere. Justamente, una causa nacional como ganar la Davis. Algo parecido a lo que sucedió ayer, con el Secreto de sus ojos en los Oscar. Una bendición. Algo de que enorgullecernos…


1 comentario:

Anónimo dijo...

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