miércoles, septiembre 03, 2008

HISTORIA DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS (Parte IV)

LA GUERRA FRIA EN LOS JUEGOS


Moscú 1980: El Boicot Norteamericano

A finales de la década del ´70 y comienzos de los 80´ del siglo pasado, la Guerra Fría que enfrentaba a los Estados Unidos y la Unión Soviética comenzaba a llegar a su fin.

La invasión de la URSS en Afganistán, en diciembre de 1979, marcaba una etapa clave en el desarrollo de esta guerra ideológica. El ingreso del Ejército Rojo en territorio afgano se efectuó para intentar ayudar al gobierno marxista que vivía un momento de inestabilidad política por la insurrección de grupos musulmanes. Enmarcados en esta Guerra Fría, donde cualquier conflicto internacional era utilizado por las potencias para tratar de debilitar al otro, los Estados Unidos deciden apoyar a las milicias musulmanas.

Ante esta oposición por parte de los norteamericanos y la ONU, donde argumentaban que era una invasión que violaba el derecho internacional, el presidente Jimmy Carter propuso el boicot a los Juegos que se iban a celebrar al año siguiente en Moscú. Países como Gran Bretaña o Australia, estrechos aliados de Washington, optaron por dar libertad a sus atletas para que decidieran por sí mismos su asistencia a Moscú. EE.UU. fue más duro. El presidente amenazó con anular el pasaporte de cualquier atleta que quisiera asistir a los Juegos.


A esta decisión se sumaron varios de sus aliados, como Alemania Occidental, Canadá, Argentina, Japón, Turquía o Noruega. La República Popular China, enemistada con la Unión Soviética, tampoco concurrió a los Juegos de Moscú. El resultado de esto fue que 65 países no acudieron, de los que alrededor de 50 no fueron a Moscú siguiendo el boicot. Ochenta fueron las naciones que participaron en los juegos, el número más bajo desde 1956.

El poderío soviético fue completo. Se llevó cómodo el medallero con 80 medallas doradas, 195 en total, seguido por Alemania Oriental con 47 doradas y 126 en total.


Los Ángeles 1984: La respuesta soviética

La recesión económica producto del desgaste originado por la carrera armamentista y el estancamiento del sistema comunista generaba una situación de escepticismo entre la población soviética. El presidente estadounidense, Ronald Reagan, propulsaba la doctrina de defensa estratégica con la intención de desgastar los recursos tecnológicos soviéticos, sobre todo el enorme arsenal de misiles que disponían.

En respuesta al boicot estadounidense a los Juegos de 1980, los países del Bloque del Este —exceptuando Rumania— junto a otros 8 aliados socialistas hicieron lo mismo en los juegos de Los Ángeles. La Unión Soviética, promotora del boicot, argumentó que no existían garantías suficientes para sus atletas y anunció su decisión de no concurrir el 8 de mayo, poco más de dos meses antes del comienzo de los Juegos.

En este boicot, si bien la cantidad de países que no se presentaron fue menor (14 contra los 65 de Moscú 1980), la URSS, Alemania Oriental y Bulgaria; los principales promotores del boicot, habían obtenido el 58% del total de las medallas doradas en Montreal 1976. Esto demostraba la importancia que le daban los países comunistas al deporte y la importancia que tenían para la competencia en los Juegos.

El resultado de esto fue que los Estados Unidos dominaron por completo el medallero. Sus 83 oros cuadruplicaron a los 20 de Rumania que en Los Ángeles ocupó el segundo lugar, completando su mejor participación histórica.


Debido a la ausencia de países importantes, los Juegos Olímpicos no quedaron en el recuerdo por grandes competencias. Lo más destacado se pudo observar en la aparición del “Hijo del Viento”. El norteamericano Carl Lewis entró en la historia olímpica igualando las marcas que había conseguido Jesse Owens en Berlín 1936 al ganar cuatro medallas de oro en los mismos eventos: los 100 m, los 200 m, el relevo 4x100 m y el salto de longitud. En los tres Juegos siguientes conseguiría 5 medallas más para convertirse en uno de los cuatro más ganadores de la historia hasta Beijing y Michael Phels.

Los Juegos de los Ángeles 1984 fueron uno de los últimos hechos de tensión entre las dos superpotencias. Un año después Mikhail Gorbachov se convertía en Secretario General del Partido Comunista soviético y con él comenzaría un proceso de reestructuración y reapertura económica en la URSS a partir de la Perestroika. Sin embargo, la crisis del sistema fue tan profunda que terminó con la disolución de la URSS en diciembre de 1991 y el fin de esta guerra bipolar, sin enfrentamiento directo, llamada GUERRA FRÍA.

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