sábado, septiembre 20, 2008

Copa Davis - Día Nº 1: EL REY Y SU PRÍNCIPE


Que gusto y que fiesta para los ojos ver a Nalbandian jugar en la Davis. Que bueno y satisfactorio para el alma es disfrutar a un Del Potro contundente, voraz y sin fisuras en esta semifinal de Copa. Argentina pudo vivir ayer de un viernes impensado: ganar los dos juegos y cerrar con una ventaja aplísima en los papeles contra Rusia en esta serie que define un lugar para pelear por la Ensaladera de Plata. Si bien las nubes y el frío se hicieron presentes en el Parque Roca, el calor estuvo en el polvo de ladrillo y en las tribunas…

“Igor, fuera de aquí”, gritó el Rey David. Que comienzo tuvo el primer partido del día. Claramente, Andreev fue el dominador del set inicial. Hasta tuvo una ventaja apreciable en el tie break que definió el parcial: 4-1. Pero Nalbandian trajo un revés tremendo, descolocó al ruso en la red, recuperó la desventaja y cerró con autoridad un set clave. El que declaró el ganador del juego. A partir de ahí, tenísticamente y psicológicamente, el Rey argentino fue quien llevó las riendas del cotejo. Fue 7-6 (7-5), 6-2 y 6-4 para el unquillense y para dejar bien claro porque Nalbandian es el jugador copero (¿el más grande de la historia de la Davis para nuestro país?) que tiene que tener cualquier campeón de este torneo. Ya son 26 los triunfos que acumula desde que debutó justamente ante Rusia, pero en 2002 y allá en Moscú en el dobles con Lucas Arnold. Y 16 sobre polvo de ladrillo donde no perdió. Está invicto. Es una marca registrada para el tenis argentino y se lo hizo saber a Igor Andreev. Paliza.

“Nikolay, servíte esta”, expresó el Príncipe Delpo. Estaba tenso, era indudable. Pero como no estarlo, si venía de ganar cuatro torneos consecutivos, con racha de 23 juegos victoriosos incluida y alcanzar la segunda semana en el US Open. Con todo eso, tenía que presentarse por primera vez ante el público que nunca vio perder a este equipo en el estadio Mary Terán de Weiss. Pero hay más. ¿Más? Sí. Enfrente, el Nº 6 del mundo. Pero a él nada pareció desconcentrarlo. Durmió poco la noche anterior pero con el aliento de un Nalbandian que había dejado la serie 1-0 arriba, Juan Martín Del Potro salió a matar con su derecha. Furiosa y decidida a castigar a Davydenko. Y lo mató desde el principio y hasta el final. Derrotó al ucraniano naturalizado ruso, por 6-1, 6-4 y 6-2 para cellar el inicio de un camino que puede ser para la memoria. Habilidoso para cualquier superficie (ganó sus primeros dos títulos en polvo, le encanta el cemento, tiene buenos resultados en césped y superficies sintéticas), JM mostró un enorme saque (arma letal) y buenos movimientos desde el fondo de la cancha, tal vez, su deficiencia más notoria dado su altura (1.98m) pero que igual es muy bien contrarrestado con la envergadura de sus brazos. Un lujo para los tandilenses. Para los amantes del tenis. Y para los que no, también.

Argentina se puso 2-0 en un viernes que parecía mucho más difícil, pero la grandeza de sus tenistas dejó todo, en foja cero. Ahora, el dobles puede darle el punto decisivo para volver a otra final después de aquella hace dos años en Rusia. El camino a completar la revancha lo marcaron el Rey y su nuevo Príncipe…

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