¿Qué sintieron las más de 45.000 personas que estuvieron en el Monumental? ¿Y los que lo vieron por TV? ¿O los que escucharon el relato por un parlante de PC a miles de kilómetros de distancia o con una simple radio al lado? ¿Qué sintieron? Más allá del frío de una tarde helada, del césped de River sólo se escapó una ráfaga tibia de fútbol...
Todo parecía que la tarde sería de esas calurosas. En el sentir futbolero, obvio. Y el arranque de la selección invitó a transpirar la camiseta. Si bien no se lo peloteo al arquero Villar, hasta los 11 minutos de la etapa inicial, todo fue del equipo de Basile. Hasta que la jugada fatídica apareció. Morel Rodríguez metió una bola casi al bulto y Heinze trastabilló. Abbondanzieri, con la jugada de frente, se venía venir el desenlace y salio a buscar la pelota. El balón picó y se produjo el triple choque. En su caída, el defensa del Real Madrid tropezó con la pelota (con la cabeza) y se produjo el gol en contra. Al mismo tiempo, el impacto del pie de Haedo le produjo una herida cortante en la rodilla al Pato y debió ser reemplazado por Juan Pablo Carrizo. 0-1. Una jugada que dejó patas para arriba el partido ante Paraguay y que condicionó el juego.
A partir de esto, una sinfonía de desaciertos. Mascherano no controlaba el medio, la defensa se puso a tono con los nervios que mostraba y Riquelme estaba desaparecido. Un equipo cortado después de ese puñal. Y si a esto le sumamos la irresponsabilidad de Tevez al ver la roja por otro patadon, fue como tirarle más kerosén al fuego que se había avivado con la falla del gol paraguayo. El infierno se terminó y con él, el primer tiempo.
Coco puso mano en su equipo y arengó a sus players a estar tranquilos y confiados en la remontada. La aparición del tridente Beijing (Román - Messi -Kun) dejó las cosas iguales. La selección que conduce Martino se replegó y ellos mismos se sacaron las ganas de meterle el golpe de KO al equipo nacional. Eso fue un plus para Argentina, que en dos centros made in Riquelme tuvo el triunfo ahí. Un cabezazo de Coloccini y un toque de Agüero, ambos debajo del arco, se fueron y con ellos las ilusiones de concretar la remontada.
¿Y el equipo, Coco? Como él bien dice, es un seleccionador más que entrenador. Eso no hay dudas. No tiene el tiempo para trabajar como en un club. El día a día acá, no es posible. Pero algo más este plantel tiene que mostrar. Sino se lo pedimos, seríamos hipócritas. Al fin, no seríamos argentinos. Eso no se puede cambiar. Hay tiempo. Todavía faltan poco menos de dos años para pisar suelo africano. Argentina tiene con que. A veces el fútbol puede estar y otras veces no. Creo que todos vamos a coincidir que este plantel es el de mayor potencial desde esas piernas que se cortaron en USA ´94.
Ha demostrarlo entonces. Pongamos esa sangre argentina que nos caracteriza en el mundo. Con sólo eso, la llama va a crecer y el fuego se va a comer a las dudas…
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