miércoles, noviembre 22, 2006

A PESAR DE TODO, BROCHE DE ORO...

El 30 de Agosto de 2005 la Asamblea General de la Organización Deportiva Sudamericana (ODESUR) eligió a nuestro país como sede de la 8va. Edición de los Juegos Deportivos Sudamericanos. Hoy, a poco más de un año de ese momento, decimos adiós a los casi 3.000 atletas que fueron cobijados por Buenos Aires y Mar del Plata durante los últimos diez días.
Argentina fue, sin dudas, el gran protagonista de esta competencia. Después de haber resignado el lugar de privilegio al frente del medallero en la pasada edición, este año lo recuperó y con creces. Fueron 107 las preseas doradas, 296 en total, todas festejadas por igual y desde el alma, demostrando que pese a todos los conflictos y la falta de apoyo, las disciplinas amateurs siguen siendo la base del deporte nacional. Estos Juegos son el claro ejemplo, ya que se codearon deportistas con experiencia internacional y otros que participaban de su primer torneo de peso.
Tras resolver las diferencias con el entrenador Garimaldi, que habían originado la renuncia de ambos, José Meolans y Georgina Bardach se pusieron el equipo al hombro y consiguieron que la natación fuera la disciplina que más preseas aportara al medallero argentino. Fueron 39 en total, 19 doradas, de las cuales más de la mitad las ganaron ellos: siete para Georgina (cinco de oro) y tres para José. Más allá de su destacada actuación, es importante resaltar a otros integrantes del equipo, quienes también cumplieron con las expectativas del público y, sobre todo, de sus propios compañeros. Uno de ellos es Eduardo Otero, quien luego de ser desafectado y reintegrado al grupo, se alzó con dos medallas doradas, una de ellas individual.

Siguiendo el orden en el medallero, aparece el Tiro, que aportó un total de 32 preseas, 13 de oro. En las competencias disputadas en el Tiro Federal Argentino, ambas ramas se resaltaron por igual, con triunfos a nivel individual y por equipos. Entre las damas, se destacó la mendocina Cecilia Zeid quien se coronó como la más ganadora dentro de la delegación, con cuatro medallas de oro. Entre los caballeros, contamos con buenas actuaciones por parte de Ángel Velarte (tres oros, dos platas), Pablo Álvarez (tres oros, un bronce) y Diego Luna Avellaneda (un oro y dos platas).

Diecisiete fueron las medallas que aportó el Canotaje, disciplina que ocupó el tercer lugar en el medallero nacional. Luego del retiro de Javier Correa, la nueva generación de palistas argentinos tiene como objetivo mantener (y mejorar) todo lo bueno logrado por el rionegrino en la última década. Los candidatos a seguir este camino son Miguel, su hermano menor y María Fernanda Lauro. Así fue como los estandartes del equipo dieron el ejemplo para seguir sumando preseas de todos los colores. En las competencias llevadas a cabo en la Laguna de Sierras los Padres, se adueñaron de “Nueve de Oro”, de las cuales cinco fueron de María Fernanda (individuales en los 200, 500 y 1.000 metros). Junto a Marcela Coradín también se quedó con los K2 en 200 y 500 metros. Demostrando que la pasión se lleva en la sangre, Miguel se quedó con los oros de K1 en 500 y 1.000 metros.
Como todo deporte amateur, el canotaje tiene que luchar contra otras adversidades, mucho más difíciles que los rivales. El bote que se utilizó para el K4 (de cuatro palistas) es de 1993 y se compró para los Panamericanos de Mar del Plata. Con una enorme desilusión, cuando ya se cambiaron las medidas y el modelo, los argentinos siguen usando el mismo. Sin embargo, los resultados en esa especialidad (cuatro medallas de plata y dos de bronce), demuestran que frente a las complicaciones, el espíritu de lucha de las promesas del deporte argentino sobresale y resplandece ante todo.

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