miércoles, noviembre 08, 2006

EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO...

APERTURA 06: CAPITULO 14
¿Cuantas situaciones puede pasar una persona en su vida, no? Del amor al odio. De la felicidad a la amargura. Del desencanto personal, la demostración plena que uno siente cuando no hace lo que quiere y como lo quiere. Pero la mejor forma de “estar de vuelta” entre la gente que uno aprecia y en el lugar, el hábitat que cada ser siente desde los pies a la cabeza, es realizar lo que a uno le gusta. Lo que lo llevó a ser feliz, conocido por todos. Lo que lo transportó a ese nivel máximo de plenitud física y espiritual.

Nacido en su Libertador General San Martín, ese pueblo jujeño que lo vio crecer. Que vivió sus carencias, sus primeros pasos con la pelota. Día y noche pasando el tiempo, caluroso y abrumador, este chico que nunca parece haber dejado de serlo, volvió a nacer en su segundo hogar. El que lo va a cobijar como ningún otro.

Ariel Ortega llegaba a Buenos Aires para pisar el Monumental. Con una sonrisa que se le caiga de la cara, se juró, internamente, que iba a quedar en la historia de un club que había tenido a grandes como Labruna, Alonso, Francescoli y Pasarella. Justo el Káiser, que luego de su retiró del fútbol tomo las riendas del equipo, lo hizo debutar con tan sólo 17 años en el ´91. A partir de ahí, comenzó una relación inseparable con el ex caudillo de la Banda y capitán de la primera selección campeona del mundo.

Con una gambeta endiablada y con esos quiebres de cintura que rompían defensores y posteriores defensas, el Burrito fue pieza clave de ese conjunto Millonario que ganaba los torneos sin despeinarse, llevándose los clásicos en la Bombonera e imponiendo un fútbol de alto vuelo, de gran calidad. Pero como en la mayoría de los casos sucede, su juventud y su inexperiencia, mezclado con la fama y todo lo que rodea a un jugador de enorme futuro, provocaron una combinación volátil.

Por eso fue que siempre necesito el seguimiento de quienes realmente lo querían y pretendían lo mejor para él. Por eso, cuando luego de haber cobrado un buen dinero, se apareció por el entrenamiento matutino con una impactante 4x4, su angel de la guarda, como siempre estaba atento a lo que hacía, lo agarró y le hizo cambiar la apariencia por la sensatez: casa por auto fue la resultante de la mano de su segundo papá. Una demostración de vida.

Pero era sabido que la transferencia millonaria iba a llegar, y con ella los millones. ¿Pero la alegría? Según los resultados, no tanto futboleros sino privados, demostraron que su paso por Valencia (el italiano Ranieri fue el enemigo público Nº 1), Sampdoria y Parma, sólo sirvieron para engordar su billetera y enflaquecer su vigor deportivo. Pero que mejor que pegar la primera vuelta…

De la mano de otro técnico-amigo, el Tolo Gallego, volvió a ponerse la camiseta de River. Y repitió los brillos, los tacos, esos goles que quedan en la memoria de todo hincha. Sin pensar, excitado por conocer algo nuevo, novedoso, firmó para una camiseta con los colores de su rival de toda la vida. El Fenerbahçe turco lo vino a buscar justo cuando estaba preparado para festejar por partida doble (la obtención del Clausura 2002 y la preparación para el Mundial de Corea – Japón). Cifras exorbitantes, premios por partidos ganados y mucho más no alcanzó. Ariel no se adaptó al país, y padeció una suspensión que le prohibió jugar a lo que el tanto ama, hasta principios del 2004.

Cuando muchos pensaban que su carrera estaba acabada, ese DT moreno, algo excedido de peso, lo llamó para ser parte de su Newell´s que soñaba con ser campeón. Y así, de vuelta en la práctica oficial, se lo encontró festejando con otra camiseta, pero celebrando al fin. Pero por dentro, él no estaba contento. La pelota ya no la veía igual. Ni el consuelo de volver a pisar el césped del Monumental lo hicieron feliz. Tampoco el poder compartir más tiempo con sus hijos lo podían cambiar de cara, de actitud.

Y el click en su cabeza llegó. Y el pedido de ayuda a gritos del corazón lo percibió su papá futbolístico y en la vida. Muchos dijeron que hasta el año próximo no se lo vería por las canchas. Que ese gol a Arsenal iba a ser el último y los días sin jugar se triplicarían. Pero la magia volvió, en todo su esplendor. Y esa jugada, con sombrero incluido, con significó el cuarto de los cinto goles que le hizo River a San Lorenzo en el clásico, fue mucho más que un simple golazo.

Esa tremenda definición, tirándola por sobre el cuerpo del arquero (una sana costumbre del Burrito en todas las canchas del mundo), era una imagen clara de su bienestar anímico. Esa pelota que volaba por el aire se veía libre, sin presiones, como cuando su impulsor tuvo que relevar a Maradona en el Mundial de EE.UU. Y las felicitaciones fueron a ese, su amigo del alma, que sabe que, lentamente, su hijo pródigo esta de regreso, para dejar de la do las penas y volver a esbozar esa sonrisa de pícaro jujeño.
Lo que dejó el resto… ¡Que domingo llenó de goles! 26 se hicieron sólo en el día que cerró la jornada. Todo empezó en la Paternal, aburrido empate entre Bichos y el Taladro, que no levanta cabeza. Al otro día, Mostaza volvía a ponerse la campera de cuero. Pero su Racing sigue siendo apático (sacando Bergessio que la viene rompiendo) y contra la otra Academia, pero rosarina, fue otro punto para casa y para sumar ¿para las Copas? La noche del sábado cerró con todo. El Pincha y su victoria Nº 7 de manera consecutiva, pero sin la Bruja ni Pavone para enfrentar el partido del campeonato para Cholo y Cía.
El Game of the Week fue para Lanús y Godoy Cruz: suspenso hasta los 51m del ST y un importante pero poco merecido empate para el Tomba, que mereció más. Después, el Rojo recupero la sangre y le ganó a los pibes de Ñuls en Rosario, Belgrano fue una Montoya de alegrías en el Sur, Chicago y GELP bailaron sobre la lluvia, mientras Balvorín llamaba de corta distancia y los jujeños cantaban: “no nos echen, queremos Primera…”. Por fin, Bigotón, Boca jugó como vos querés. Dio vuelta un partido chivo, ganó por primera vez en el Viaducto (recuerdan los hielos para el whisky del Coco) y sigue sólo y solito arriba.

A ver… Gimnasia, ¿se tirará para atrás contra el Xeneize? ¿Qué hará Simeone para tapar los agujeros que le hizo Furchi? ¿Se empieza a definir el torneo en la 15???

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