Desde afuera. Desde Turquía, ahora en Kayseri, donde está la selección de básquet. El mismo equipo al que se lo denomina Generación Dorada, aunque sin dos de sus oros más importantes, Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni, por problemas contractuales con su nueva franquicia en la NBA, en tres partidos jugados ya demostró todos los motivos por los cuales es uno de los mejores del mundo.
Estremece la entrega, las ganas y el agregado de nunca bajar los brazos, factor que caracteriza al equipo que dirige Sergio Hernández. El juego varía, aún es irregular, aunque en progreso. Es lógico que la pérdida a último momento del Chapu Nocioni haya sido un golpe duro para todo el plantel. Pero, cada uno de los que juega lo hace como si fuera el último partido de sus vidas.
Sólo pasaron tres encuentros. Con Alemania, una de las sorpresas, y Australia, los argentinos sufrieron hasta el final; sobre todo, ante los oceánicos cuando llegaron a estar 10 puntos abajo. Los levantó el corazón, la garra, el querer ganar; y aunque Angola, el rival más irregular y débil respecto a los que enfrentó hasta ahora, fue sencillo, con esta victoria Argentina ya está en octavos de final.
¿Cómo no seguir a un equipo con un capitán como Luis Scola? La entrega, la capacidad goleadora y el liderazgo los mantiene siempre, hasta en los peores momentos. ¿Cómo no admirar a un equipo que tiene como ayudante a Marcelo Milanesio? ¿Cómo no alentar a un plantel que se repuso de bajas, contratiempos, donde el último jugador se sumó en Turquía? ¿Cómo no emocionarse con el grito de Hernán Jasen cuando culminó el encuentro con Australia?
Sí, falta mucho. Los rivales van a ser más complejos, el cansancio va a necesitar más horas de recuperación. Cambiarán las estrategias, aunque nunca el objetivo. Algunos sumarán más minutos en cancha, otros ni la pisarán, pero lo que ya quedó demostrado es que a este grupo, otras pocas Selecciones, tal vez, la puedan igualar.
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