martes, agosto 24, 2010

JJ.OO en Singapur – Toledo y su marca: SE RECIBIÓ DE GRANDE


Tiene sólo 16 años y ya es difícil encontrar palabras para describir semejante conquista. Sin dudarlo, esta medalla que consiguió para el deporte argentino, es histórica. Esta bañada de oro, pero con rizos de aquellas viejas épocas para el atletismo nacional. Tiempos donde los grandes nombres, los de Juan Carlos Zabala o Delfo Cabrera, por ejemplo, irrumpían en las portadas de los periódicos para anoticiar a los argentinos de un nuevo éxito para Argentina. Eran otros tiempos. Ahora, la tecnología nos ha dado la chance de seguir el resultado al instante sobre la prueba final de Braian. Hasta de poder ver al joven de Marcos Paz, lanzar la jabalina a más de 80 metros. A 81,78m para ser más precisos. Una marca que le permitió ganar la prueba con holgura.

El 2010 será recordado por muchas cosas. Pero entre ellas, en el repaso del anuario, el mes de Agosto tendrá su lugar en el análisis por el comienzo de la ilusión del básquet en Turquía y de las Leonas, en Rosario. Aunque la nota saliente será el 1º puesto en los primeros Juegos Olímpicos de la juventud para él. Ese chico, que hace sólo cuatro años empezó a practicar en el colegio de su localidad en la Provincia de Buenos Aires, se calzó la dorada. Al final, logró su cometido, lo que fue a buscar a Singapur junto con su entrenador, Gustavo Osorio. Su coach, vital en la etapa de formación de Braian como atleta y persona, podrá descansar. Un poco aunque sea, porque conociendo las ganas de este adolescente, no querrá estar mucho tiempo sin lanzar la jabalina.

En una temporada que comenzó temprano en el CeNARD con ese registro, que lo convierte en el Nº 1 del planeta con una marca 89,34 metros, continúa en franco ascenso. En el paraíso de Formia, Italia, entrenó muy duro para prepararse. En el mundo del deporte, su apellido ya sonaba diferente. Reconocido, fue elegido como el abanderado de la delegación de los chicos en los Juegos. Sabía, más que nadie, que todas las miradas estarían sobre sus espaldas. En la eliminatoria había sido el mejor con 77,27 metros. Un grito de satisfacción cuando vio clavarse el implemento en el césped, lanzó desde su corazón. Contento, ya que los días previos, unas líneas de fiebre le habían impedido estar pleno. Cuatro días después, llegaría su día. Me animo a aventurar, el más feliz de su vida.


En la final, dejó sin ánimo a sus rivales en su primer intento. Allí clavó la marca (81,78m) que le permitió consagrarse. Una confirmación de lo que es Braian Toledo como deportista hoy: mental y técnicamente, más que el resto del mundo en su categoría. Luego vendría un lanzamiento de 77,65 y dos intentos nulos. Pero la proeza ya estaba consumada. El estadounidense Devin Bogert, con 76,88, y el letón Intars Isejevs, con 74,23, lo acompañaron en el podio.

Ese lugar en el que todos quieren posar sus pies, estuvo Braian. En el lugar más alto. Nervioso, no podía esperar que su turno llegara. Vio como pasaba la premiación para el tercero y segundo. Cuando le tocó su turno, abrió los brazos. Imagino, pensó en mamá y sus hermanos, Débora, de 12 años, e Ignacio, de tan sólo tres. Los inspiradores de todo esto, magnifico, que vivió este chico que selló la historia del deporte con su brazo biónico.


Ahora, vendrá de todo. Los que se querrán colgar de su actuación, los que pedirán crédito por haberlo descubierto y quien sabe que otras apariciones fugaces. Justamente, Braian Toledo junto a Gustavo, su papá deportivo, deberán saber que ambos llegaron a Singapur por sus propios medios. Y no me refiero al apoyo económico. Sino, a que sólo ellos y sus familias saben el camino que transitaron para colgarse ese círculo dorado. Como muchos de los argentinos que nos enorgullecen por el mundo. Braian es un chico, pero que ya se recibió de grande para el deporte en la Argentina. Una historia que recién comienza…

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