miércoles, septiembre 27, 2006

LA SERIE MÁS DIFÍCIL DESDE LA VUELTA AL GRUPO MUNDIAL

Con la victoria de manera contundente frente a Australia, el equipo argentino de Copa Davis llegó a una final después de 25 años. Las chances del equipo de lograr la Ensaladera de Plata están intactas pero el rival, Rusia, la superficie rápida que colocarán y el marco opuesto; hacen de esta serie, la más difícil de los últimos años.

La emoción por el rotundo triunfo por 5 a 0 sobre Lleyton Hewitt y compañía, produjo delirio entre los especialistas de tenis, los fanáticos del deporte y los espectadores ocasionales atraídos por el exitismo tradicional. La opinión generalizada mira con optimismo la serie final que se vendrá frente a Rusia, un poco motivada por la solidez del equipo, otro poco por las ganas de obtener la Copa Davis por primera vez en la historia.

Lo que se viene es mucho más complicado de lo que muchos se imaginan. Seguramente será la serie más complicada desde que la Argentina volvió al Grupo Mundial en 2002. Y esta teoría tiene su fundamentación.

Si se repasan las rondas más complicadas hay que mencionar el 4 a 1, en contra, con Eslovaquia en la semifinal disputada en Bratislava. Allí el principal rival fue la carpeta ultrarrápida que impuso el local, ya que el único rival de peso era Dominio Hrbaty que rondaba el puesto 20 del ranking. La derrota sin puntos a favor contra Bielorrusia por los cuartos de 2004 tuvieron el mismo matiz. Max Mirnyi como cabeza de equipo y carpeta veloz como motor principal por sobre el contenido técnico de sus jugadores.

Entre las victorias complicadas no se puede olvidar, previo a la derrota con Eslovaquia, el magnifico triunfo en el césped australiano. Y si bien no fue triunfo, fue una gran hazaña que Agustín Calleri le gane al Mosquito Ferrero, en su casa, cuando era el número uno del mundo (semis de 2003, España ganó 3 a 2). Pero a pesar de que los ibéricos tenían grandes jugadores y que la Argentina tuvo que disputar la serie sin artilleros como Guillermo Coria, David Nalbandian o Guillermo Cañas; jugó sobre el tan amado polvo de ladrillo.

El 1º de diciembre, si todo sigue su curso normal, el equipo capitaneado por Alberto Mancini se encontrará con situaciones similares a las expresadas recientemente, pero todas juntas. Se enfrentará con un rival con el que ya perdió en 2002 y que no tenía tantas variantes como ahora. El único símbolo era Marat Safin y estaba acompañado por un Yegveny Kafelnikov deambulando por las postrimerías de su carrera.

Hoy se puede hablar de una pequeña armada rusa. Tres de los posibles cinco candidatos a formar parte del equipo están dentro de los 25 mejores jugadores del planeta. Entre ellos se encuentra Nikolay Davydenko que es el quinto del ranking (Dmitry Tursunov, 22º, y Mikhail Youzhny, 24º). Por detrás de ellos vienen Igor Andreev, 39º, y Marat Safin, 72º, escalafón mucho menor al nivel que presenta este ex número 1.

Entonces, un top ten, uno con nivel de top ten, dos entre los 25 mejores jugadores del mundo. Una cancha que, seguramente, será de la carpeta que siempre complica a la Argentina. La falta del apoyo del público local y el mal momento que vive el tenis argentino en cuanto a nivel individual. Varios son los puntos que deben estar haciendo pensar a Luli.

¿Entonces ya está perdido, para que vamos a dar la vuelta al mundo para ir a perder a Moscú? Nada está perdido, y más si el que tiene el desafío tiene espíritu argentino. A pesar de que no hay grandes recambios más allá de los cuatro jugadores de este ciclo, esta unidad le da fuerza al grupo y ayuda a creer en la hazaña. Pero hay que saber que no hay nada definido y que todavía hay que agarrar al mono para comerse la banana.
El gran Willy no lo pudo haber dicho mejor: “Estos chicos pueden ganar la Davis. Tienen el 50 por ciento de posibilidades cada uno”. Él dijo bien clarito, “pueden”. Ante todo cautela... porque después aparecen los ignorantes que hablan de fracaso.

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