miércoles, diciembre 06, 2006

Ojos vacíos llenos de corazón

Ellos ven con los ojos del alma. No los alcanza el horror que se ve hoy en el mundo, la violencia, el miedo. No necesitan del sentido de la vista para haberle encontrado SENTIDO a sus vidas. Son más que un orgullo y un ejemplo. No existen palabras para describir lo que provocan cuando festejan un gol, cuando gambetean rivales como cualquier otro futbolista, como el mejor del mundo. Alcanza con decir que la piel se te eriza, que se te escapan algunas lágrimas, que te generan una emoción enorme y unas ganas de seguir adelante, sin importar lo que pase.

Los Murciélagos se quedaron con la IV Copa del Mundo de Fútbol Sala para No videntes. Son campeones mundiales, un privilegio que pocos deportes pudieron alcanzar durante el 2006. Mayor es la relevancia de este titulo si analizamos las estadísticas, extremadamente favorables para nuestro país: Argentina fue finalista en todas las ediciones de este torneo.
En 1998, Argentina viajó a Campinas (Brasil) con el objetivo de dar los primeros pasos y sumar experiencia a nivel internacional, pero para sorpresa de todos, cayó ante el local 1-0, en un partido muy parejo.En el 2000 el escenario fue Jerez de la Frontera (España). Argentina fue como candidata, el rival fue otra vez Brasil, sólo que esta vez la derrota fue 4-0. Los chicos argentinos cumplieron una buena campaña, pese al poco apoyo económico.

Llegó el 2002 y Río de Janeiro (Brasil) fue testigo del nacimiento de un gran equipo, que empezó a ser reconocido entre sus pares y compatriotas con el apodo que los caracteriza: Los Murciélagos. El equipo había viajado sin indumentaria, arribando dos horas antes del debut con los pasajes conseguidos a último momento. En la final superaron 4-2 a España y Silvio Velo fue elegido como el mejor jugador del mundo. Fue él quien ideó y eligió el nombre que los representaría de allí en adelante. "Lo elegí por un sentido que tenemos los ciegos, que percibimos algo a través de la piel, ni por el oído ni por la vista. Se llama ecolocación", es la definición de boca de la figura del equipo.
El título alcanzado en el 2002 los clasificó a los Paraolímpicos de Atenas 2004. Nuevamente se vieron las caras argentinos y brasileros. Argentina, con distinción y entereza, luchó hasta el final. Brasil se quedó con el título después de empatar con la Selección Nacional 0 a 0 en el tiempo reglamentario y el alargue, para luego ganar 3 a 2 en la definición. El premio para Los Murciélagos no fue menor: se quedaron con la plata y sumaron la cuarta medalla para la delegación argentina en la jornada final de los Juegos de Atenas. Un dato curioso: la reglamentación cambió para este torneo y la serie de penales pasó de tres a cinco, como en el fútbol convencional. Con el sistema anterior, Argentina hubiese ganado el oro. Pero el triunfo fue de Brasil.

El fútbol sala para ciegos nació en la década del 60, pero en Argentina se empezó a practicar recién en 1995 de manera promocional. El crecimiento fue vertiginoso, de tal forma que enseguida se largó la Liga Nacional (cada año, con más equipos) y llegó la famosa Selección. El título mundial de 2002 fue el espaldarazo vital. El bicampeonato, la ratificación. Actualmente, es cada vez mayor la cantidad de jugadores que están federados, así como también el aumento de consultas entre los no videntes para empezar a jugar.
Ellos no pueden disfrutar de muchas cosas que para nosotros son comunes y cotidianas, hasta a veces menospreciadas. Sin embargo, se sobreponen a diario a su “desventaja física”, con voluntad y ganas de vivir. Pese a no ver con los ojos, ellos escuchan los aplausos, sienten las caricias de sus afectos, huelen la adrenalina que se genera en cada partido y degustan el hermoso sabor de la victoria.

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